Por: Yorbis Esparragoza | Lic. en Filosofía
¿Cree Ud. que el Estado debe poseer empresas tales como: petroleras, de electricidad, telefonía, siderúrgicas, alimenticias?
Un Estado intervencionista considera como imperativo la destrucción de la propiedad privada y la absorción de los medios de producción para el control y regulación del mercado, lo cual es antiético, ya que agrede el libre ejercicio de las actividades humanas -que ofrece bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades, objetivo principal de la empresarialidad – y que el Estado lo valora como perverso sólo como excusa para absorberlas y engordar sus arcas (que decanta en corrupción), porque lo único que ofrece es un estado de bienestar ficticio.
Esto se traduce en deterioro en la calidad de vida. El Estado al poseer las empresas básicas controla lo que se produce y lo que no, su precio, a quiénes se distribuye y la frecuencia en la que se reciben los productos o se generan los servicios. Esto produce varias consecuencias:
¿Por qué sucede esto con un Estado intervencionista? Una razón es la garantía de poder y dinero para el/los “administrador/es”, pero el fracaso del sistema viene dado por el poco aprecio que los ciudadanos tienen al que le vende el paraíso, pero le roba su poder adquisitivo, su tranquilidad y el goce de sus propios esfuerzos.
El hecho es que el Estado no debe ser empresario porque desvirtúa la verdadera función de éste que es garantizar la seguridad interna y externa, infraestructura y justicia. Piense que así todos podremos apropiarnos de los resultados de nuestra actividad empresarial producto de la propia creatividad, que diversifica el mercado y que en libre competencia los precios bajarían porque sí se respeta la ley de oferta y demanda.
yesparragoza@polemospolitic.com
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