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Marxismo cultural: el enemigo de Occidente

Por: Yorbis Esparragoza | Lic. en Filosofía

El marxismo cultural es un movimiento del postmodernismo diseñado institucionalmente por la neomarxista Escuela de Frankfurt y fomentado por los tratados de Economía Política de orden neoliberal a nivel mundial para desconcentrar a la sociedad de los temas cuya relevancia necesitan de tiempo, esfuerzo y energía. En las primeras estrategias marxistas, como el sistema económico oprime al hombre, la guerra es contra el capitalismo. Luego, como segundo ataque, se tenía que tomar en cuenta sus instituciones: la familia y el matrimonio, mediante la reconstrucción de la cultura.

Siguiendo lo que Marx profesaba sobre la civilización occidental como factor de opresión, algunas de las áreas donde se implantó el marxismo cultural fueron el ecologismo (el capitalismo daña todo lo que se encuentra en la faz de la tierra, por lo que hay que chantajear a las multinacionales); derechos de los animales (lo que da paso a los veganos, vegetarianos, etc.); derechos de los indígenas y negros (racismo al revés, o sea, antiblanco) y defensa y protección de los homosexuales incluyendo sus deseos, reclamos y condición especial de “ser especial”, entre otras manifestaciones o metodologías como el neolenguaje.

¿Cómo han logrado los marxistas esto? Antonio Gramsci aconsejó la modificación de la cultura y la educación. La médula de la educación marxista es la formación de un hombre con una cosmovisión científica, que implica la idea de que mientras menos humanidades mejor, así como también la fidelidad al partido y al nacionalismo, y la aversión a los logros individuales por considerarlos como egoístas y malos. Para los marxistas culturales, el adoctrinamiento de la juventud se logra también a través de los medios de comunicación con el uso de la multiculturalidad como estrategia que les permite visualizar la opresión racista de los occidentales blancos.

Los que caen en la trampa han podido dedicar tiempo, esfuerzo y energía en promulgar leyes, hacer inmensas manifestaciones, publicar libros, modificar programas escolares y hacer un circo de la vida pública en temas que sólo habían afectado en la privada. La revolución social, sexual y cultural ha llegado para quedarse, todo a favor de destruir los valores occidentales como la religión católica, la familia, la identidad del género, el arte, la historia y la estética.

Los comunistas fueron los pioneros en desarrollar los estudios de la mujer, de género, de control de natalidad, aborto, derechos infantiles, etc. Por lo general, las mujeres que se creen fuertes (empoderadas) se muestran como débiles a su favor, por ejemplo, solicitan protección del Estado, mediante la promulgación de leyes para su protección y defensa, creación de ministerios, oficinas de atención especial, etc. El feminismo radical es una expresión del marxismo cultural, las primeras olas feministas lograron el objetivo de la participación política mediante el voto y al derecho al trabajo, la segunda y tercera olas solo han denigrado la figura femenina, al argumentar que el sexo es una construcción social y no natural.

Sin embargo, el logro de la independencia de la mujer fue tomado para atacar constantemente los roles de femenino y masculino dentro de la sociedad. Al leer uno de los deseos de la sociedad futura como “la abolición de la familia” en el Manifiesto Comunista es evidenciable que el feminismo radical tiene un objetivo trazado y es de origen comunista.

Es imposible cerrar este repaso por el marxismo cultural sin mencionar la promiscuidad y libertad sexual promovida por Sigmund Freud, la deconstrucción del lenguaje de Jacques Derrida, el Instituto Tavistock creado en Londres (1947) para investigar las técnicas de manipulación de la conducta de las masas o a Jürgen Habermas que con su “Teoría Crítica” propone un intento de reconstrucción del materialismo histórico.

El marxismo cultural ha degradado la mentalidad de millones de personas, deteniendo el desarrollo intelectual y fomentando un tipo de estupidez que sólo recae en el atraso y la cobardía para que el hombre no se sienta capaz de hacer nada por el bien propio, ni mucho menos por el de los demás.

@YorbisEP

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