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Notoriedad sí, pero no a toda costa

¿Votaría usted como diputado por el hombre invisible? Obviamente no, porque no conoce su cara, no sabe si está preparado para el cargo y porque su mente está concentrada en los candidatos visibles. No, nadie vota por un desconocido, por eso lo primero es ganar notoriedad en la arena política. La notoriedad es condición necesaria en el rudo juego de la política, no suficiente pero sí imprescindible.

Ahora bien, ¿cómo ganar notoriedad? Es una pregunta muy fácil de responder, siempre y cuando se tengan los principios doctrinales muy claros. Para un candidato de derecha, por ejemplo, el discurso debe girar en torno al cambio de sistema, no es la corrupción ni la agenda de moda, esos asuntos son funcionales a la izquierda; siempre debe ser el sistema.

Un candidato derechista pone en agenda de discusión temas como la dolarización, el impuesto único, la privatización de los recursos naturales y la importancia de la apertura a las inversiones extranjeras. La derecha defiende el orden, la paz y el trabajo, sus candidatos deben ser la representación de estos valores; son frontales pero no vulgares,  combativos, pero con estrategia, y están orgullos de ser políticos.

Por otra parte, como buenos políticos, se debe hacer activismo permanente: formar cuadros y buscar financiamiento; la mejor campaña es la que se hace fuera de los periodos electorales. La política no se trata de velocidad, como muchos creen, se trata de ir lejos, y para eso es necesario conformar un equipo que permita corregir los errores y mejorar las estrategias.

Se debe ganar notoriedad sí, pero no a toda costa, es pésima idea mostrarse como un energúmeno que solo quiere pelea con cuanto rival tiene al frente. Un buen político fija sus estrategias de comunicación en los siguientes pasos:

1.  Definir un grupo de ideas fuertes que son el eje sobre el cual gira el discurso político.

2. Conformar un equipo de marketing que entienda muy bien las doctrinas del partido y que sea capaz de responder las eventuales y válidas objeciones del público.

3. Diseñar un documento que sea la cartilla de presentación del movimiento.

4. Evitar las peleas estériles que nos desvían del tema principal.

5. Penetrar en el mercado político a través de la prensa, redes sociales y visitas a nichos de mercado que queremos conquistar para que sean nuestra masa crítica.

6. Invertir en una campaña de posicionamiento. El gran Milton Friedman decía “No existe almuerzo gratis”, y eso también aplica en la política.

7. Contrate un consultor político que demuestre conocimientos sólidos de economía, filosofía, derecho, estrategias empresariales y geopolítica. El consultor político posee la capacidad de mirar el terreno de batalla y corregir los errores.

8. Finalmente, no desaparecer luego de las derrotas. La política es una labor sin vacaciones y un político lo debe comprender de esa manera.

@hugobalderrama

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