En cada elección las encuestas son un mecanismo influenciable en la población y es usado por los medios de opinión pública para conocer la temperatura electoral pero también para persuadir. De tal forma, lejos de manejarse con la independencia debida usan esos datos como disparador de propaganda política.
En ese juego entra el órgano de presión que es la propaganda de los actos de gobierno, que se acentúa más en época electoral, donde el periodismo militante desde la parcialidad deja de lado todo profesionalismo y busca conseguir los resultados en las urnas que favorezcan al oficialismo.
Los sondeos de opinión se centran en creer que las cuestiones que preocupan al electorado encuentran la solución al ubicarla en la cumbre de las variables, es decir un rating demoscópico que busca demostrar que lo que va primero tienen una imagen de importancia, del mismo modo que el que va primero en las encuestas es el que más poder posee ante la imagen pública. Sin embargo, los que manejan el escenario desde el bunker saben que construyendo verdades sobre mentiras, o repitiendo varias veces una afirmación, producen los efectos en las masas, y allí las redes sociales -con la ayuda de los trolls- construyen posiciones visibilizadas que potencian la imagen.
Así, estas manipulaciones electorales pueden generar efectos positivos o negativos, al maquillar al protagonista de este show para que no se note que es un gemelo a lo ya conocido, y que con engaños se está tratando de instalar un posible salvador del futuro. El secreto está en que el elector se dé cuenta de que está siendo manipulado y usado para instalar a un personaje en el centro político.
Para ello hay que observa que tipo de candidato político tenemos en frente:
Saber persuadir es un arte que debe tener un blanco, donde la emoción es el factor determinante para provocar la reacción y conseguir el voto. De esta manera, las encuestas son una herramienta muy eficaz para manejar a la gente y conocer lo que piensa, ya que define desde una investigación descriptiva lo que los asesores políticos preparan detalladamente, armando un cuestionario para obtener la información con los datos específicos y así armar programas de ejecución durante la campaña conforme a la opinión pública y al interés social, estandarizando los datos sobre un espacio demográfico determinado, construye el teatro de operaciones para generar atracción y resultados electorales.
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