La pelea por el segundo lugar
Se avecinan nuevas elecciones en Venezuela. Convocadas para el 21 de noviembre venidero, servirán para escoger los nuevos miembros de los órganos ejecutivo y legislativo a nivel estadal y municipal. Tomando en cuenta la diversidad de partidos y alianzas que postularon candidatos a escala nacional, dentro de las oposiciones la pelea parece ser por el segundo lugar.
A continuación, conoceremos un poco más sobre los partidos y/o alianzas que se presentan en la contienda, así como un paneo de las principales tendencias esbozadas y la posibilidad real de otra derrota para los grupos opositores.
Oposición dividida y peleada
La elección del 21 de noviembre en Venezuela se realiza para designar 3.082 cargos públicos, a saber: 23 gobernadores y 253 legisladores estadales, así como 335 alcaldes y 2.471 concejales municipales. El PSUV —partido de gobierno actualmente— y sus aliados postularon 3.082 candidatos; la oposición dividida y peleada, así como disidentes del ala oficial, postularon los 67.162 aspirantes restantes.
El oficialismo aparece en la boleta electoral por el Gran Polo Patriótico (GPP), un grupo de partidos políticos que apoyan la gestión de Nicolás Maduro. Los disidentes de esta corriente —quienes aseguran que el actual mandatario destruyó el legado de su antecesor y optan por la implantación de un «verdadero socialismo»— votarán por la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela y por UPP89.
La oposición, en cambio, hace parecer la boleta electoral una mesa llena de serpentina. ¡Cuánto color reunido en una sola página! En esta ocasión, su principal característica es la cantidad de tarjetas partidistas y la diversidad de candidatos que se disputan los diferentes puestos a ser ocupados a partir de esa fecha. Destacan algunas organizaciones y alianzas como la Mesa de la Unidad Democrática, dirigida por los líderes más tradicionales del sector opositor, la Alianza Democrática, sector disidente del anterior, así como Fuerza Vecinal y la Alianza del Lápiz.
Todo ello sin contar a los aspirantes independientes y provenientes de organizaciones locales. Son tantos quienes optan dirigir estas instancias que cuesta llevarle el pulso a los pocos que se han retirado y a las alianzas entre ellos en todo el país.
Divide y vencerás
Muchas encuestas serias de opinión han señalado que el actual gobierno venezolano no atraviesa su mejor momento de aceptación. No obstante, las mismas han sugerido que la mayoría de esos 3.082 cargos serán adjudicados a los partidos del GPP. Dicho en otros términos, es probable que los candidatos afines al gobierno de Nicolás Maduro encabecen las victorias a nivel estadal y municipal. Bien sea porque son más populares de lo que pueda pensarse, o bien porque la frase “divide y vencerás”se la han autoimpuesto sus propios adversarios.
Algunas encuestadoras asoman que, en el mejor de los casos para los grupos opositores, el partido de gobierno obtendría unas dieciséis gobernaciones de las veintitrés existentes. Esto dejaría a las facciones contrarias al chavismo con un máximo de siete ejecutivos estadales. Un mapa medianamente similar al actual: de las veintitrés, solo cuatro no son oficialistas. El principal motivo de este factible resultado es la abstención esperada y el exceso de candidatos opositores —en promedio, casi veintiuno por cargo a elegir—.
Asimismo, el partido de gobierno celebró primarias abiertas. Su directiva tuvo la palabra final en algunos casos en concreto, pero sus liderazgos se midieron internamente y van con una sola fórmula. Un solo candidato por puesto a ocupar. Ha quedado claro hasta ahora que sus adversarios, en cambio, no logran ponerse de acuerdo ni siquiera para intentar vencer a los que supuestamente son sus verdaderos oponentes.
El debate entre votar y no votar
Otro de los grandes dilemas de un importante grupo de la oposición consiste en el debate entre votar y no votar. Seguramente en otras latitudes los ciudadanos en ejercicio jamás se interrogarían por la conveniencia de participar en los próximos comicios. En Venezuela, parte del mismo bando ha promovido abiertamente la abstención en diferentes ocasiones. Ocurrió en 2005, 2017, 2018 y 2020.
Ese mismo grupo que abandonó los centros electorales en años anteriores, en un giro argumental demasiado evidente, hoy en día postula candidatos en todo el país y clama por la preferencia de los venezolanos. Sin brindar explicaciones convincentes, así fue. El resultado palpable es la desconfianza que ahora sienten sus propios seguidores a este tipo de decisiones, prefiriendo ampararse bajo la abstención.
Tomando en consideración estos aspectos, puede decirse que las cartas están echadas. Muchos candidatos contrarios al gobierno de turno, por un lado, y cuyos seguidores siguen discutiendo la pertinencia de quedarse en casa o apartar un domingo por la mañana para expresar en las urnas su opinión política, por el otro, no parecen darle un buen presagio a estas facciones.
En todo caso, esperemos que el resultado electoral de aquella noche sea el más beneficioso posible para todos los venezolanos. La idea no debe ser que triunfe tal o cual persona, sino que la sociedad venezolana mejore su calidad de vida y salga adelante.