Los cien días de gobierno de la izquierda en Perú
El año pasado, un dirigente sindical ganó las elecciones presidenciales peruanas. Desde entonces, se veía venir que al nuevo mandatario le venían tiempos difíciles. Cuatro antecesores distintos en cinco años no es una situación que deba tomarse a la ligera. A ello sumemosle las consecuencias de la pandemia de la COVID-19. En noviembre, tras haber cumplido cien días de gobierno de la izquierda en Perú, continúan rodeado de problemas.
En el transcurso de este texto, abordaremos con cierto detalle ese ciclo que inició un 28 de julio. En concreto, revisaremos varios de los aciertos y fracasos que se han hecho patentes en estos primeros cien días.
Gobernar Perú no parece fácil
Comentamos en líneas anteriores que, en el período constitucional 2016-2021, hubo cuatro presidentes. Uno elegido y tres designados. Aparentemente, se estaba volviendo una costumbre política la salida de unos y la entrada de otros en cuestión de meses. Pedro Castillo, quien al día de hoy ejerce estas funciones, ya ha tenido ocasión para apreciar que gobernar Perú no parece fácil.
El pasado 5 de noviembre, el actual mandatario cumplió una centena de días como jefe de Estado peruano. Desde la plaza mayor de Huamanga, hizo alarde de su gestión en sus primeros tres meses y medio ejerciendo la primera magistratura.Trató de reforzar la idea de que su labor impulsa un cambio profundo para mejorar las condiciones de vida de sus gobernados. Se vanaglorió de sus esfuerzos respecto al proceso de vacunación contra la COVID-19 y destacó el crecimiento del PIB que le espera al país para el 2022, en torno a un 10%.
Naturalmente, su discurso sirvió para esbozar las bondades de su incipiente gobierno y responder a las críticas cada vez más públicas en su contra. Asimismo, aprovechó de anunciar un aumento de salario mínimo —de 930 soles a 1000 soles, alrededor de 250 dólares mensuales—, la puesta en venta del avión presidencial —un Boeing 737-528, adquirido por Alberto Fujimori a mediados de los noventa— y un proyecto de ley que prohibiría optar a cargos de elección popular a cualquier persona acusada formalmente por la Fiscalía de corrupción.
Dimisiones ministeriales
Un elemento que le faltó señalar al mandatario en su jactancioso discurso han sido las dimisiones ministeriales que sucedieron hasta ese día. Si en el período anterior fue rutinario sustituir al presidente, en los primeros cien días del nuevo mandato lo ha sido con los miembros del gabinete. Demuestra, además, que Perú no termina de lograr con él la anhelada estabilidad política.
Para formarnos una idea más clara, cinco de sus ministros dimitieron y él mismo sacó a cuatro más y al primer ministro. Todo en ese lapso de tiempo. La sumatoria da un total de diez subalternos que quedaron fuera de la administración de Pedro Castillo. Podría decirse que, en promedio, algún funcionario importante abandonó el poder ejecutivo cada semana y media. Casi tres por mes. Un número que para una empresa consolidada sería dramática. Sin dudarlo, una tendencia que no debe ser ignorada.
Claro, no todo es pérdida para el recién instaurado gobernante. Como resultado de estas cabezas cortadas ha surgido un presidente con más control sobre sus designados, al haberse quitado de encima a simpatizantes de Vladimir Cerrón, la cabeza del partido en el cual milita y que puede representar una voz crítica a través de los ministros. En realidad, se asemeja más a una depuración interna que a cualquier otra cosa.
Posible blanco de destitución
Durante su discurso, se producían manifestaciones en su contra. El gobierno ha visto mermar lentamente su popularidad, y no solo dentro de los votantes. Considerando que no cuenta con la mayoría en el legislativo y tomando como referencia el período anterior, Pedro Castillo es un posible blanco de destitución para el Congreso del Perú.
El parlamento del país andino está fragmentado. Esa peculiaridad se hizo evidente desde el mismísimo día de la primera vuelta presidencial, del cual salieron elegidos los nuevos legisladores. El partido de gobierno reúne a una cuarta parte del total de los diputados y comparte la cámara con nueve organizaciones más y tres independientes.Como queda evidenciado, enfrenta mucha oposición en esta instancia y lo sucedido en el quinquenio anterior fue gestado en sus instalaciones.
Logró cien días capitaneando el gobierno y por poco no celebra los doscientos. El 7 de diciembre, sesionaron para deliberar sobre la posibilidad de destituir al presidente. Con 76 votos en contra, 46 a favor —de 52 necesarios y a solo seis de iniciar con el proceso— y 4 abstenciones, descartaron esta opción. Entiéndase que se trata de la quinta moción de esta naturaleza presentada en el Parlamento en un plazo de cinco años.
En resumidas cuentas: con un balance lleno de sombras y pocas luces, no puede descartarse que lo sucedido en 2016-2021 se repita de manera similar en 2021-2026. Solo el tiempo dirá si el quinquenio culmina con los mecanismos normales establecidos en la ley o si veremos varios nombres ocupando la Casa de Pizarro en los próximos años. Sobre este punto, el Congreso tendrá la última palabra.