En este artículo me referiré a solo dos de las cuarenta y ocho leyes: a) La ley número 11: haga que la gente dependa de usted y b) La ley número 39: revuelva las aguas para asegurarse una buena pesca. En mi argumento no los presentaré en términos ordinales, mas es importante entender que ambas son ingredientes de una receta bien confeccionada.
Por otro lado, también haré mención de la tan conocida pirámide de Maslow para explicar el trasfondo de los cambios en los que todos estamos siendo protagonistas en alguna medida.
En el mundo de los ciegos, el tuerto es rey.