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MUCHOS CANDIDATOS Y POCOS FAVORITOS

En las próximas semanas sabremos quién será el nuevo presidente de la República de Colombia. Finalmente, las dudas serán despejadas en ese sentido. El órgano legislativo ya fue renovado y solamente falta saber el nombre de un representante y de un senador —correspondientes a la fórmula presidencial que ocupe el segundo lugar—. En un principio fue una contienda con muchos candidatos y pocos favoritos, pero a estas alturas solo quedan ocho aspirantes de los veinte iniciales.

A continuación, revisaremos la precaria situación electoral de los partidarios del jefe de Estado saliente, así como los nombres y las propuestas políticas que se disputarán el poder el próximo 29 de mayo o, de ser necesario, en el balotaje del venidero 19 de junio.

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Cuesta creer que Iván Duque ya lleva cuatro años gobernando

Cada vez falta menos. Es increíble, sobre todo porque los tiempos en la política colombiana parecen marchar lentamente —o al menos, en comparación con otras latitudes—. Cuesta creer que Iván Duque ya lleva cuatro años gobernando y su período va llegando a su fin. Es como si su elección hubiera sido hace seis o siete años. Y aparentemente, su sucesor no será de la misma corriente suya o de sus dos antecesores: Juan Manuel Santos (2010-2018) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).

El órgano legislativo colombiano, a mediados de 2015, suprimió la posibilidad de la reelección presidencial en el país. Aunque hubo intentos posteriores para revertir la medida, todo quedó en meras intenciones. Por lo tanto, este 2022 no tendremos presidente reelecto. Si a ello le sumamos que el Centro Democrático —su partido— obtuvo el 10% en las elecciones parlamentarias de marzo, la mesa está servida no solo para un cambio de presidente y de gabinete ministerial, sino para un giro en la forma de llevar los asuntos públicos.

Óscar Iván Zuluaga, ex ministro de Hacienda y Crédito Público, ex senador de la República y quien hasta hace poco fuera el candidato oficialista, a duras penas aparecía en las encuestas. Supuestamente, la intención de voto a su favor para la primera vuelta oscilaba el 5% en los casos más optimistas. Un número bastante revelador, tomando en cuenta que en 2018 el candidato de su tolda y actual presidente superó el 39% de los sufragios en la primera vuelta. Como consecuencia, el actual partido de gobierno no cuenta con un abanderado oficial para el 29 de mayo.

Entre un cambio drástico y la moderación política

A estas alturas, los muestreos son más claros que antes. Los favoritos para la contienda probablemente acaben siendo el senador Gustavo Petro, del Pacto Histórico, y el ex alcalde de Medellín Federico “Fico” Gutiérrez, de Creemos Colombia. Aceptando el supuesto de que efectivamente serán ellos quienes acudan al balotaje —si hubiera necesidad de llevarlo a cabo— y revisando sus trayectorias y propuestas, Colombia se encontraría actualmente entre un cambio drástico y la moderación política.

Petro lidera la intención de voto hasta ahora, y no solamente su coalición se colocó como la minoría más grande dentro del Congreso, sino que su candidatura representa la opción más radical entre las más probables de triunfo. De vencer en la contienda, las corrientes colectivistas se harían con el palacio de Nariño. Su propuesta para el país va encaminada precisamente a eso: aumentar al 50% la participación política de las mujeres, eliminar la dependencia del carbón y del petróleo para pasar a producir energías sostenibles, una democratización de la propiedad de la tierra para acabar con los «latifundios improductivos», garantizar el acceso universal de los colombianos a las pensiones y brindar empleos públicos a aquellas personas que no los consigan en el sector privado de la economía. Respecto a repetir el guión de la izquierda internacional sobre una constituyente, ha afirmado que no será necesario, ya que, en sus propias palabras “lo que va hacer el Pacto Histórico es aplicar la Constitución”.

Las propuestas del aspirante centroderechista giran en torno a cuatro ejes temáticos: el fortalecimiento de la seguridad ciudadana y del sistema de justicia, la lucha contra la corrupción, procurar el crecimiento económico sostenido y la reducción de la pobreza. De hecho, a inicios del pasado abril, “Fico” Gutiérrez presentó más de 200 propuestas y 100 metas, que no prometen modificar a grandes rasgos la estructura política colombiana. Más bien, su plan de acción pretende aplicar reformas focalizadas para mejorar la gestión gubernamental.

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Hablemos también de los intermedios

La mayoría de los analistas y de los sondeos de opinión indican que ellos son quienes ocuparán el primer y segundo lugar. Sin embargo, considerando que de vez en cuando se cuelan sorpresas, hablemos también de los intermedios. Los probables ocupantes del tercer y cuarto puesto y quienes rondarían el 10% de la intención de voto cada uno. Ellos son Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción (LIGA); y Sergio Fajardo, de la Coalición Centro Esperanza.

Si Federico Gutiérrez es moderado, ellos dos lo superan por mucho. Las organizaciones que los respaldan se identifican con el centro político. Plantean alternativas ecológicas y anticorrupción, son defensores del libre mercado, del pluralismo y de la participación ciudadana en los asuntos públicos sin modificar a grandes rasgos el sistema político. Y si seguimos bajando en las encuestas, nos encontramos con Ingrid Betancourt, quien sigue la misma línea.

Por lo que hemos podido apreciar, los neogranadinos se debaten entre mantener más o menos por la misma senda su orden político, económico y social actual o, por el contrario, darle un giro considerable a su estilo de vida hacia el progresismo. No es la primera vez que sucede en el mundo y seguramente tampoco será la última. Esperemos que los 39 millones de electores —o de ellos, quienes no se abstengan— se informen lo suficiente sobre sus candidatos y propuestas para ejercer su derecho al sufragio en beneficio de su propia sociedad.

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