¿Cómo lidiar con un familiar izquierdista?

En todas las sociedades hay individuos más vulnerables a la manipulación, seres sin criterio propio que renuncian a la razón tan sólo por sentir el placer de sentirse aceptados por la multitud.

Ya hemos analizado el perfil narcisista de los izquierdistas, sabemos que aman la manipulación y que utilizan a los “monos voladores” para fortalecer su poder ante sus enemigos; si el izquierdista dice que hay que expropiar tal empresa porque roba al pueblo, el mono volador repetirá la calumnia sin siquiera exigir pruebas.

El portal español Corio Psicología señala sobre el mono volador  que “su papel es esencial en el juego de los narcisistas, psicópatas y sociópatas ya que validan su versión de la historia, ejecutan las órdenes del abusador sin que éste salga manchado.”

También añaden, “el motivo real que lleva al mono volador a actuar contra la víctima (en forma de agresión directa, agresión pasiva, cotilleos, etc) es que se cree la versión del agresor.”

En Cuba tienen a Fidel Castro, en Venezuela tienen a Hugo Chávez, en México tenemos a López Obrador. Qué tragedia cuando un familiar cercano decide ponerse del lado de los verdugos.

No comprenden razones, ignoran los hechos flagrantes. Deciden poner una barrera entre el raciocinio y el amor por su líder.

¿Qué postura tomar ante ellos? ¿Debemos enfrentarlos y generar división dentro del mismo entorno familiar? Una de las estrategias más utilizadas por los izquierdistas es el famoso postulado romano DIVIDE ET IMPERA; así como destruyen sistemas políticos completos causando encono entre ciudadanos, también logran causar estragos al interior de la vida doméstica.

La psicología recomienda alejarse de esta clase de personas. No obstante, resulta realmente una decisión complicada el separarse de un progenitor o un hermano tan sólo por diferencias políticas. Alejarse de ellos es concederle otra victoria política al líder de izquierda.

Suele suceder que el mono volador carece de sentido de la responsabilidad, deja en manos de otros las decisiones importantes en su vida. El mono volador suele ser una persona que busca aceptación y que intenta pertenecer a un grupo sin importarle perder la dignidad.

De igual forma, tiene nula capacidad para contrastar información, utiliza a penas en ínfimas cantidades su criterio propio, le cuesta trabajo discernir entre lo que es verdad y lo que es mentira. Cree ciegamente en la palabra del líder, no por lealtad sino por la recompensa que se da así mismo al creer que está del lado de “los buenos”.

El narcisista no siente la más mínima empatía hacia el mono volador (de  hecho no siente empatía por absolutamente nadie), así que sólo lo utiliza para sus propios fines. Una vez conseguidos, lo desecha sin mayor remordimiento.

Castro dijo luchar por los campesinos, pero terminó fusilándolos. Chávez dijo luchar para que no hubiera pobres en Venezuela, y los únicos que abandonaron la pobreza fueron sus familiares. López Obrador dijo que primero los pobres, y hoy los ha dejado sin clínicas, sin medicamentos y sin trabajo.

¿El mono volador lo entiende? No. Dice que todo lo malo que pasa bajo las órdenes de su líder es una malvada conspiración de fuerzas oscuras. La culpa no es del líder.

Sin comida, sin trabajo, sin luz, sin agua…y lo seguirán defendiendo. La realidad es cruel. Pero debemos aceptarla. Un familiar que apoya ciegamente a un líder de izquierda no dejará de hacerlo, no importa cuántas pruebas se le muestren. Seguirá creyéndole al abusador.

Marshall McLuhan dejó un postulado breve y contundente, “el medio es el mensaje”.  El medio que usan los izquierdistas es la división, la discordia, la violencia. Si detenemos el medio, detenemos el mensaje. Si ignoramos su deseo de propagar un conflicto, la quitamos poder al izquierdista.

Requiere mucho temple estar en una reunión familiar escuchando alabanzas para el verdugo y permanecer en silencio. Las calumnias y las mentiras despiertan un deseo incontenible de exponer la verdad, los datos, los hechos.

Hay que tener presente que los monos voladores no quieren oír la verdad. Algo debemos aprender de ellos: su terquedad. Si tú te niegas a oír la verdad, yo me niego a escuchar la mentira.

Hay que desviar la atención del mono volador hacia otro tema, porque cada vez que el líder izquierdista separa a una familia, su poder se vuelve infranqueable. Hay que renunciar  a esparcir el encono, porque entonces también nosotros, los opositores, nos estamos convirtiendo en monos voladores que hacen justamente lo que el líder desea que hagamos.