LIBERALES DE PACOTILLA
Hace algún tiempo ya, en un programa de televisión, una tertuliana (muy socialista ella) ante sus constantes falacias sobre el Estado benefactor, la vulnerabilidad de los pobres y los beneficios de eso que los europeos llaman “el estado de bienestar”, le respondí – ¡mire! Yo la entiendo, pero usted está equivocada, yo ya pasé por allí donde usted está, pero la realidad me obligó a hacer un viaje – Ella aún debe pensar que me refería al hecho de haber tenido que hacer maletas y emigrar, pero me refería a “mi viaje ideológico”. Y es que, todo venezolano más o menos contemporáneo conmigo (51 años) es un socialista estructural, todos nacimos en aquella que llamaban la “Venezuela Saudita” donde los precios de petróleo, nos llevaba a gritar “somos ricos, el petróleo es nuestro” la Venezuela de los años 70ta y primera mitad de los 80ta, era una verdadera orgía de despilfarro.
Pero llegó el chavismo ya en las postrimerías del Siglo XX y quienes despertábamos al oscuro destino que ya había llegado comenzamos a buscar otros cursos de acción, cursos que la clase política venezolana nunca había tomado y que cuando el ya finado Carlos Andrés Pérez lo intentó fue abandonado y sepultado por su propio partido Acción Democrática; la clase política que fingía oponerse a Chávez tampoco quería cambiar de rumbo, simplemente anhelaba usufructuar el modelo que acción Democrática, Copei y ahora Chávez explotaban (el rentismo petrolero carente de competitividad) Chávez en realidad no cambió nada, simplemente profundizó al extremo el modelo previo, desplazó a la oligarquía económica parasitaria engendrara por sus predecesores y creo su propia oligarquía, esto aderezado, claro está, con turbias actividades complementarias como el narcotráfico.
Todos volteamos a ver al “liberalismo” y comenzamos a promover figuras como Carlos Rangel, tal vez el último pensador liberal con reconocimiento público en Venezuela. Entonces allí comenzó mi viaje hacia el otro extremo del espectro político, ser liberal se había vuelto moda y era yo uno de los pioneros, durante seis años prediqué el liberalismo económico desde un programa de radio de transmisión a nivel nacional, Hayek, Misses, Rothbard y Ayn Rand, eran recurrentes en mis arengas a los radioyentes. Pero algo estaba pasando y otras figuras contemporáneas como Antonella Martí y Gloria Álvarez, comenzaron a decir que, ser liberal también significaba implementar el aborto, legalizar las drogas, promover las mutilaciones genitales de menores de edad y todo lo que hoy conocemos como “ideología woke”, como yo no entro por ese aro, terminaron ellas y sus similares corriéndome a codazos del ámbito liberal hacia uno más “a la derecha” como conservador.
Sin embargo, ser conservador no esta reñido con la visión de una economía liberal, al contrario, pero luego nos enteramos que esa ideología estaba activamente promovida por las grandes corporaciones que cotizan en bolsa y que, para más inri, los Estados Naciones han pasado a ser cascarones vacíos, manejados a placer por esas mismas corporaciones. Este primer cuarto del siglo XXI, hemos visto el desmembramiento del concepto de Estado y hemos sido testigo de como empresas tecnológicas o fondos de inversiones deciden la implementación de políticas liberticidas, planes de despoblación o medidas de eliminación del sector agrícola, convenientemente edulcoradas con el eufemismo de “pacto verde” para el momento en el que este artículo se escribe, Europa “la cuna de la civilización occidental” está muy lejos de ser cuna y más bien parece la tumba de dicha cultura. Mi paso por la ideología liberal, me llevó a seguir e incluso admirar personajes como Juan Ramón Rallo y Calletana Álvarez de Toledo y son ellos el motivo de estos párrafos.
El presidente de los EEUU Donald Trump, ha anunciado un incremento de aranceles a las importaciones de productos de otros paises, su argumento es que su país posee un déficit comercial con casi todo el planeta, es decir, esos paises exportan a EEUU más de lo que los EEUU exportan a esos paises, volviendo a Europa como ejemplo, en efecto es así. Antes de anunciar estos aranceles, Trump llevaba tres meses amenazando con ellos, todos los paises occidentales, cuyos gobiernos ampliamente impopulares se sostienen sobre un aparato de propaganda financiado por las ya mencionadas “grandes corporaciones” hicieron caso omiso a estas amenazas, su aparato de propaganda se dedicó a hacer lo que han hecho desde que Trump anuncio su primera candidatura en 2016 “tratar de loco al presidente de los EEUU”. Pero ¿Qué estaba haciendo en realidad Trump? ¿estaba realmente amenazando a sus socios? ¡NO! Trump gritaba clamando por una economía de LIBRE MERCADO (tu me cobras 0% de aranceles, y yo hago lo mismo) pero ese grito no era escuchado por personajes como Rallo o Álvarez de Toledo, que no te digan las cosas como a ti te gusta, no significa que no te las estén diciendo.
Su ataque a Trump ha sido virulento, implacable y sobre todo obcecado, su miopía liberal les ha impedido ver más allá de lo que sus dogmas dictan, han olvidado que para que un mercado sea libre, debe ser en igualdad de condiciones y que la virtud del capitalismo no es otra que no sea la competencia, si Europa ha decidido dedicar sus recursos a importar yihadistas, si se ha dedicado a arrasar cultivos, si se ha dedicado a restringir libertades y si su máximo desarrollo tecnológico ha sido colocarle un precinto a las tapas de las botella de plástico, pues JODANSE, no pueden presumir de libre mercado vendiendo Mercedes Benz en USA mientras cobran impuestos a FORD en Europa.
Y no me interesa discurrir en cifras, porque la otra parte del asunto es político y no económico. La vertiente política de este asunto es que Donald Trump ha llegado a la presidencia por segunda vez con la promesa de recuperar la hegemonía de su país en el planeta y en esa tarea tiene un escollo que salvar “China”. China ha crecido económicamente de forma impresionante, basándose en una actividad económica que no contempla respeto alguno a los derechos laborales de sus trabajadores y sobre todo en copiar; si han desarrollado tecnología, partiendo de haber plagiado la base a terceros; esto les ha ofrecido una ventaja competitiva única, invadiendo mercados en todo el mundo, pretender que China es un país que compite en igualdad de condiciones con cualquier país occidental es un absurdo. Por otro lado, el que hace negocios con China verá como paulatinamente desaparece su industria y su capacidad de generar empleo, solo por poner un ejemplo que me toca, BMW encargó la fabricación de los motores de sus motos a la empresa Loncin en China, lo mismo hizo la italiana Bennelli ¿el resultado? Loncin creo su propia marca VOGE, que ha resultado ser record en ventas en prácticamente toda Europa, por otro lado, KTM está a punto de declararse en quiebra.
Al igual que en sus tiempos Kissinger, hizo todo para que China no fuese aliado de la URSS, Trump trata de mantener a Rusia más próximo a occidente que a China, tarea supremamente difícil en virtud de la evolución del bloque político – económico constituido por los BRICS. Pudiésemos seguir relatando un Rosario de situaciones que enfrenta la administración Trump en la procura de que EEUU vuelva a ser la potencia central de occidente, aún así el fanatismo ideológico de los liberales les impediría tan siquiera dar el beneficio de la duda a Trump.
Si hurgamos un poco más allá del cacareado dogma de “los mercados” veremos nuevamente que quienes han perdido en estos días, no son los profesionales y trabajadores que cotizan y pagan impuestos, los grandes perdedores de estos días han sido los dueños de las grandes corporaciones, los que han sometido a sus agendas a Naciones enteras; es verdad, que esas empresas generan empleos, bienes y servicios, pero (al igual que la China que hemos descrito) poco o nada tiene de capitalistas, se han erigido como monopolios destructores de pequeños comercios y emprendedores además de traficantes de datos y agentes de control social, sus valoraciones en bolsa son más producto de la especulación que de la capacidad real de generar valor.
Así las cosas, es posible que Trump haya decidido cambiar las reglas del sistema, y eso solo se hace generando un CAOS, quien crea el caos conduce al orden, y quienes hoy rigen el mundo lo hacen sobre un orden caótico por ellos creado de forma deliberada. Esta formula le he sostenido en torno al tema Venezuela, el orden caótico creado por el chavismo, solo podía ser desplazado por un caos de mayor magnitud, situación que quedó en evidencia en abril de 2002 cuando Chávez fue derrocado brevemente (por desgracia brevemente), de allí en adelante nadie se atrevió a crear un caos en Venezuela, así que el chavismo se entronizó; reitero “QUIEN CREA EL CAOS, CONDUCE AL ORDEN”, y debo añadir que en este punto (también convencido defensor de la economía de libre mercado) no se si las cosas le saldrán bien a Trump, de hecho, esta no es una defensa a ultranza de Trump, de lo que si estoy convencido es de que no está improvisando, ni es el demente que los «libertontos» y los medios pretenden dibujar.
Entonces solo me queda por preguntar ¿dónde estaban todos estos “liberales” cuando Trump ya había construido una fortuna? ¿Cómo es posible que gente que uno creía inteligente, abra un ataque tan desproporcionado? Si algo aprendí de eso que he llamado “mi viaje ideológico” es que ninguna ideología por si sola es aplicable durante un periodo prolongado, y que solo un pensamiento flexible y practico es capaz de ofrecer soluciones a las necesidades reales de la gente, eso que Trump llama “main Street” las soluciones a los problemas de esa gente no están en “Wall Street”.
Finalmente, nunca un cáncer será curado con aspirinas, a los únicos que les interesa mantener el vigente orden caótico es a quienes viven de el de las más diversas formas, desde think tanks hasta ONG´s subsidiadas por las corporaciones que han incurrido en multimillonarias perdidas en bolsa, con sus abanderados mediáticos sean estos políticos o reconocidos youtubers, que abanderando “el libre mercado” callan como cabareteras (por ejemplo) los desproporcionados y abusivos aranceles que Marruecos impone a España, o los que la UE impone a EEUU, a ellos dedico estas líneas, a esos LIBERALES DE PACOTILLA.
Interesante reflexión sobre la evolución política en Venezuela. Es impactante cómo el autor describe el cambio de perspectiva ideológica que experimentó. Lo que ocurrió con el rentismo petrolero y el chavismo parece haber dejado una marca profunda en la generación que vivió esa época. Me llama la atención cómo el liberalismo surgió como alternativa en un contexto tan polarizado. ¿Realmente el liberalismo fue la solución que necesitaba Venezuela en ese momento?
Hace tiempo atrás, en medio de un debate televisivo, una afirmación sobre el Estado de bienestar me hizo reflexionar sobre mi propia experiencia. La Venezuela de los años 70 y 80, marcada por la bonanza petrolera, parecía un sueño de riqueza, pero ese modelo terminó en un profundo fracaso. Con la llegada del chavismo, muchos comenzamos a cuestionar las estructuras políticas y económicas que habían llevado al país a esa situación. Fue entonces cuando descubrí el liberalismo, una perspectiva que ofrecía alternativas viables y necesarias. ¿Será que el cambio verdadero solo es posible cuando se abandona la comodidad de las ideas establecidas?