¿Dónde están las mujeres?
Aunque perfectamente podría ser el título de la próxima comedia hollywoodense, ésta, es una pregunta legítima que quizá en los próximos años podríamos estarnos haciendo en el ámbito público.
El año 2024 marcó un antes y un después para la historia de las mujeres. Por vez primera se tuvo que celebrar el día de la visibilidad de la mujer.
Esto ha sido como resultado del borrado de las mujeres, fenómeno social en que el feminismo en esta última ola tiene injerencia, culpa y responsabilidad directa y absoluta. Han sido las mujeres del lobby violeta/verde, quienes han abogado porque hombres vestidos de mujer, sean considerados como mujeres, inclusive en casos extremos donde ni siquiera ha habido el mínimo esfuerzo por hacer lo que el mundo transgénero llama la “transición sexual”, que no es otra cosa, que ese proceso de maquillaje a través de cirugías y hormonización a través del cual, las facciones y órganos sexuales de una persona, se asemejan a los del sexo del que dicen sentirse. Es una manera de adaptarse a la disforia de género que padecen. Proceso al que llamo maquillaje, porque es insostenible en el tiempo.

FORMAS DEL BORRADO
Este proceso de borrado, ha ocurrido desde distintos puntos de vista. La invasión de nuestros espacios ha sido sin duda la gesta por excelencia. Hombres que se auto perciben mujeres entrando a nuestros baños, ocupando espacios en nuestros deportes, ganando cada vez más puestos en ámbitos como competencias femeninas, son solo algunas de las conquistas de un sector minúsculo de la población, sector que cuenta con un apoyo económico gigantesco y un discurso sumamente violento. Sector de la población que estadísticamente hablando es un 1% mundial y nada más.
FINANCISTAS DEL MAL
Esto ha sido posible por el financiamiento de gestores del mal como George Soros, que quien tras la fachada de una filantropía que no es tal, ha puesto el mundo de cabeza casi al término de estar en estado insalvable.
EJECUTORES DEL MAL
Así mismo los medios de comunicación han hecho lobby de forma grosera a causas innobles como esta. Dando portadas, promocionando entrevistas, y aplaudiendo a rabiar cada vez que un hombre se apodera de nuestros espacios. Solo por nombrar lo que está visible de cara al público.
Las masas han sido un factor fundamental en este tema. Sin su ignorante complicidad, estas gestas que abogan un alegado progreso que no es tal, nada de esto tuviera éxito. Entrevistas sin rating y portadas sin venta, tienen una sola exposición. No hay más.
Sin embargo, estos no han sido los únicos brazos ejecutores de esta desgracia. Cómplices sobran.
Hay una larga lista de ejecutores del mal que se conocerá tarde o temprano, porque si algo tiene el tiempo es que nada lo oculta.
Directores de hospitales, dueños de redes sociales y pare usted de contar, han sido parte vital de este proceso de borrado y deshumanización que lejos de detenerse, ahora es cuando empieza. Desde imponer políticas absurdas, hasta censurar la verdad en el mundo 2.0, la deshumanización de la mujer ha sido un objetivo inamovible y perpetuo de esta agenda.
De ser madres, ahora maternamos. De amamantar ahora pasamos a ser donantes de leche, de ser simplemente mujeres ahora somos mujeres cis, mujeres trans o mujeres binarias, como si esto se tratara de una dulcería donde se escoge la opción de gusto.
Se es hombre o se es mujer, sin más. Sin especificaciones o sub características. No es odio, es realidad, una realidad donde pretensiones personales han querido ser impuestas, una realidad donde es solo biología y no ideología, porque por desgracia o no, no cabe nada más. La realidad golpea y es el contacto más esencial y directo a la verdad del que no podemos escapar.
CONSECUENCIAS EN LA ACTUALIDAD
El progresismo con su hedor disfrazado con costosos perfumes, no se ha detenido un instante. Recientemente en países como el Reino Unido o Argentina, se han marcado precedentes judiciales muy graves. Se han dictado sentencias con carácter constitucional, para que el Estado, es decir, usted contribuyente, pague o subvencione, tratamientos de fertilidad para que hombres salgan embarazados. Esto es no solo un absurdo desde donde se mire, un imposible visto desde la biología, pero además una afrenta, una gesta abusiva que acorrala a la ciudadanía a costear caprichos personales de una minoría tan ínfima como el 1% de la población global.
Esto ha cruzado límites tan delicados como el ingreso de hombres en recintos carcelarios, provocando tragedias que van desde violaciones hasta embarazos y contagio de enfermedades graves, o ingreso de hombres en baños de niñas.
Lo que se abogó como inclusión, terminó siendo la gesta de exclusión más grande de la historia a las mujeres y procurado por ellas mismas para completar.
Sin embargo, estos hechos, todos con constancia ante los ojos del mundo, no ha sido lo único que ha sucedido.
Es inevitable tener que mencionar, aunque muchos aún no entiendan la relación, con el proceso de islamización que ha venido sufriendo el mundo, donde no solo se ha hecho una amenaza y promesa abierta (con sus posteriores acciones) a los cristianos de desaparecerlos, sino que, además, así mismo han ido tomando el terreno que el hombre occidental ha ido cediendo gracias a esta agenda que es absoluta y totalmente política, y han ido así mismo, tomando cual propiedad sin dueño, a las mujeres de occidente, con una agenda, aunque solapada, muy clara: la dominación global.
Mientras en Afganistán en la actualidad, las mujeres no pueden ni siquiera verse reflejadas en un vidrio por considerarse esto inmoral, en Occidente las mujeres aplauden a hombres usurpar y secuestrar sus espacios, desnudas van vandalizando iglesias y denunciando “opresión patriarcal” así mismo dictan cursos a hombres enseñándoles a ser hombres deconstruyéndose, para terminar en una versión femenina de ellos mismos. Un festival de horror que a la fecha siguen aplaudiendo y procurando esas mismas masas que son incapaces de razonar que están destruyendo nuestra identidad, nuestra cultura y lo que somos como raza humana a la velocidad de la luz.

Quienes no somos feministas, nos encontramos atrapadas entre dos monstruos: la violencia del lobby violeta/verde y sus amos, y las masas con un volumen de voces vacías en contenido, pero que ciertamente hacen mucho ruido, porque son demasiadas.
Nos ha tocado una batalla muy dura, entre sectas que han hecho vida en el conservadurismo, feministas y masas de lerdos que han actuado como aceleradores de este oscuro capítulo de la historia mundial. Un complejo panorama que no hace sino enlodarse con el pasar de los días y la voracidad de las gestas progresistas.
Todo pareciera por momentos ir a peor, sin embargo, se vislumbra una tímida esperanza. Con la llegada de una nueva administración a la Casa Blanca, tiempos mejores con éste y otros temas, se asoman.
No han sido pocas las compañías que manifiestan alivio por no tener que seguir las políticas identitarias y de “inclusión” que tanto daño han causado. Sin embargo, es imposible no dejarse de preguntar ¿Qué hubiera pasado si Donald Trump no hubiera salido electo? ¿Iban todos a continuar los desmanes de la agenda globalista? ¿La integridad y sentido común a dónde fue a parar?
Este aspecto en particular de la agenda progresista global, continuará me temo, por algún tiempo más. Quienes han abogado por el secuestro de los espacios de las mujeres han visto que sus gestas han tenido éxito y que sin duda pueden conquistar mucho más.
La clave de este tema, donde las mujeres han sido sus propias detractoras, está definitivamente en la resistencia que los privilegiados que aún gozan de sentido común puedan ejercer, a las pretensiones de un 1% de la población, de dominar al resto.
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