Qué es la paz en un contexto de guerra

Frecuentemente oímos de la necesidad de preservar y defender la paz, pero ¿Qué es la paz cuando vivimos las penurias de un estado de guerra? Para responder esta pregunta vamos a contextualizar ese concepto, luego haremos una genealogía sucinta del mismo y finalmente analizaremos cómo la paz westfaliana nos ha llevado hasta el presente.

Contextualización del concepto de Paz

Antes de los griegos existieron dos referentes que nos permiten introducirnos en el tema de la paz: el Código de Manú orientado a la tranquilidad de espíritu y el Código de Hammurabi a la seguridad pública. De acuerdo a la RAE significa: Tranquilidad pública y quietud de los Estados; estado de seguridad, justicia, tranquilidad; tratado que se concuerda entre los gobernantes para poner fin a una guerra. Proviene del latín y significa legar, unir o saldar. Históricamente se ha entendido como ausencia de guerra, pero, como veremos, es un concepto equivoco, por ello vamos a hablar de bellum.

El devenir de la palabra paz

Para los griegos existió una palabra que denotaba una situación de orden, bienestar y sosiego. Esta era eirene y no excluia polemos. Eiréne designaba una relación entre griegos y excluía a los bárbaros con los cuales estaban en polemos permanentemente. Fue durante las Guerras del Peloponeso que eirene asumió el significado de paz como fue entendida por los romanos. El estado de guerra que vivió el mundo griego lo denominó Tucidides como stasis (discordia). La palabra guerra aquí la estamos asociando a stasis o guerra civil.

Para los romanos la paz era un acuerdo que cesaba bellum. La paz estaba predeterminada por una alianza de las partes en conflicto que se convertían en asociados en virtud de la nueva relación surgida de la lucha. Después, con el cristianismo, San Agustín expresó que ella solo se podía alcanzar en la vida eterna, pero también era un bien que se podía alcanzar en la vida terrena. Pero era precaria debido a que todo lo creado está expuesto a la corrupción. El problema de la corrupción nos permite hacer una acotación con respecto a la palabra guerra. Según Corominas fue usada primeramente de forma despectiva para calificar las formas de luchar que no se ajustaban al bellum romano. Es decir, no era un acuerdo para pelear y era un estado permanente. Proviene de la palabra werra que se usó cuando combatían los germanos y refirió un diferente modo de combatir en relación con los romanos. Posteriormente, derivó en las expresiones “guerra” o “warre” (war).

Santo Tomás y Marsilio di Padova afirmarían que la paz era concordia y tranquilidad. ParaFrancisco Suárez estuvo asociada con la ley y para el islam era el camino para el encuentro con Dios en la tierra. Nicolás de Cusa propuso una paz religiosa luego de la caída de Constantinopla. Pero el conflicto religioso que se desencadenaría en Europa sólo cesaría con el tratado de Paz de Westfalia. En este Tratado se declaró a la paz como ausencia de bellum.

La paz westfaliana

El esfuerzo más serio de erradicar la guerra antes de 1815 lo haría Immanuel Kant, un autor cuyo pensamiento estuvo presente en la mente de los que promovieron la Sociedad de las Naciones en 1919. Después de 1815 se buscó que bellum volviese a ser como era antes de la revolución francesa, pero dos cosas lo hicieron imposible: los procesos independentistas y la revolución industrial. Ambos llevaron al fin del orden westfaliano y al inicio de un nuevo estado de guerra con la revolución rusa y el Tratado de Paz de Versalles que llevó a la Segunda Guerra Mundial. Este hecho hizo que la Organización de las Naciones Unidas buscase suprimir los conflictos entre Estados. De hecho, la paz está definida en su Carta constitutiva como ausencia de guerra. Sin embargo, también reconoció el derecho a la legítima defensa. Esto significa que estamos en estado de guerra.

Ha faltado incluir algo que observe la paz como condición de posibilidad para la felicidad. Al efecto, Benedicto XVI expresó que la utilidad hace la paz, y ésta, junto con el derecho y la justicia, deben estar unidas entre sí como un principio válido para todas las personas y todos los tiempos indiferentemente de condición, raza o credo.

Teniendo todo lo antes expresado podría decirse que, a pesar de la dificultad, paz es la condición de posibilidad de la felicidad desde una perspectiva utilitaria y depende de un derecho y de una justicia que sea aceptada por todos.

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