¿Se busca realmente una reconciliación nacional?

El Gobierno de España continúa su avance[1] en su decidida búsqueda de lograr, por todos los medios posibles, condenar fervientemente el Golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista hasta la promulgación de la Constitución Española de 1978. Para ello, prepara varios movimientos legislativos como son la Ley de Memoria Democrática y la derogación o enmienda de la Ley de Amnistía aprobada en 1977. Digo derogar o enmendar, porque la coalición gubernamental se debate internamente entre sus aliados en este sentido.

Como vimos en nuestro podcast anterior sobre la Ley de Memoria Democrática, cese de la actividad armada de ETA y Justicia Social, el anteproyecto de esta ley tiene como uno de sus objetos suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales. De nuevo reiteramos que no podemos estar más de acuerdo con esta meta. Lo que nos preocupa es que, este proyecto termine siendo un mecanismo de revancha y/o venganza.

Igual preocupación nos produce la necesidad imperiosa que se le presenta a la opinión pública de enmendar o derogar la Ley de Amnistía de 1977. Si bien se le atribuye que ha permitido que hayan crímenes de lesa humanidad no investigados y perpetradores que nunca fueron enjuiciados, también permitió que muchas de las víctimas de abusos pudiesen regresar a sus vidas y familiares, bien sea porque estaban privados de su libertad o porque fueron forzados al exilio producto de querellas, sanciones, órdenes de captura que pesaban sobre sus cabezas.

Ahora, lo que realmente queremos compartir con vosotros, nuestra querida audiencia, son nuestras impresiones sobre la verdadera motivación que se tiene para abordar estos temas en la actualidad. ¿Se busca realmente una reconciliación nacional?

Comencemos por recordar qué significa reconciliación. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos dice que reconciliación en la acción o efecto de reconciliar o reconciliarse, por lo que reconciliar, según el mismo diccionario es “volver a las amistades, a atraer y acordar los ánimos desunidos”. Vemos aquí un punto importante: ánimos desunidos, es decir, la palabra clave es desunión,que nos lleva pensar en discordia, en conflicto, en partes que se han separado por percibir que tenían intereses imposibles de satisfacer de manera simultánea.Entendemos pues que una de las primeras acciones que debemos emprender a la hora de buscar juntar a esas partes que están desunidas, es crear un ambiente de unión, de pertenencia a un todo.

Esos intereses que se perciben como muy alejados, son clave en todo proceso de resolución de conflictos, de reunir nuevamente las partes alejadas, de suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales, como se expresa en la Ley de Memoria Democrática. ¿Por qué? Porque son los intereses los que nos motivan, nos mueven, son nuestras necesidades, son nuestras aspiraciones.

Veamos ahora cómo encaja esta explicación sobre intereses en el tema que nos atañe en este podcast. ¿Todo este movimiento intenso por aprobar y sancionar una nueva ley y modificar o eliminar otra, va encaminado realmente a buscar que la sociedad española pueda cerrar todas las herida que todavía puedan estar abiertas luego de situaciones pasadas que dejaron muchas familias rotas, separadas, dañadas? ¿Será que lo que no se dice, porque no conviene, es que esta es una manera importante de mantener la separación y división de la sociedad porque conviene a otros intereses más importantes?

No nos hacemos estas preguntas por arte de magia. No las hacemos porque lo que se expresa en el objeto de la ley de memoria democrática y lo que significó en su momento para la transición la ley de amnistía, pierde total sentido cuando se mantienen los discursos segregacionistas, separatistas, deshumanizadores. Se parte de la base que aun existen bandos nacionales y republicanos.

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Siguen produciéndose en nuestra cabeza preguntas sin respuesta explícita, pero que tienen un sentido y propósito claro cuando luego analizamos el diario acontecer de la política. No es casual que en la ley de memoria democrática no se busque la reparación de las víctimas producidas durante la época en la que España sufrió a manos del terrorismo, tanto de grupos dedicados a aterrorizar al Estado a través de aterrorizar a la sociedad, pero también las víctimas que se hayan producido por excesos cometidos al tratar de combatir a esos grupos por parte del Estado. No es casual que los grandes interesados de mantener la división de la sociedad también tengan intenciones de romper la unidad del Reino.

Reiteramos nuestra aprobación con la intención de que todas las familias víctimas puedan conseguir el mayor sosiego, que puedan llegar a cerrar las heridas que continúen abiertas, lograr sentir que el Estado ha hecho esfuerzos reales en pro de resarcir aquellos daños sufridos. Lo que no podemos apoyar es que se use a todas estas personas, que ya han sufrido demasiado, con fines políticos de un grupo que es movido por la necesidad de satisfacer sus intereses personales, de su necesidad de poder.

Es importante entender que muchas situaciones han ocurrido en función del momento histórico en el cual estaban enmarcadas. Con esto nos queremos referir a la evaluación que hoy se le quiere dar a la Ley de Amnistía de 1977. Para el momento de su aprobación, esta ley permitió, como comentamos anteriormente, que muchas personas que se encontraban privadas de libertad o en el exilio, pudiesen retornar a sus casas, a sus familias.

Esto también trajo como consecuencia que muchas personas involucradas en actos de lesa humanidad quedarán amnistiadas, aun cuando la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad de Naciones Unidas aprobada en 1968 y que entró en vigor en 1970 establece lo contrario. Muchas fueron las facciones de la sociedad que apoyaron esta ley, porque permitía a una sociedad que se rompió por una lucha fratricida y que luego fue sometida a años de dictadura, pudiese iniciar un camino hacia la democracia en paz y con una mirada hacia el futuro.

Dado que la amnistía no cierra la heridas de muchas familias, es importante que la sociedad busque caminos que les permita poder alcanzar esa unión necesaria para la convivencia. Convivir no significa dejar de creer, aparcar nuestros principios, significa poder vivir con esas cosas que nos diferencian en paz y armonía. Es aquí donde radican nuestras dudas sobre las reales intenciones que la coalición gubernamental realmente busca con estos proyectos. Primero, porque se sigue dividiendo a la sociedad en grupos, en facciones encontradas. Segundo, porque España ha sufrido también a causa de grupos terroristas y cuyas víctimas no son consideradas dentro de estos proyectos de reparación de víctimas, lo que les ratifica que no son políticamente importantes para el proyecto progresista actual, ya que socava las alianzas necesarias para poder continuar en el poder.

En los años 90, Ruanda sufrió una situación que sobrepasa la capacidad de cualquier ser humano. Hechos que no tienen cabida dentro del sano juicio de una persona normal. Este país estaba conformado por 2 etnias, los Tutsis y los Hutus. Los colonos belgas clasificaron a la población, dejando a los más parecidos a los blancos en el grupo Tutsi y el resto en el grupo Hutu.

Al grupo Tutsi se le dieron mejores empleos, mientras que a los Hutus se les relegó a los trabajos menos cotizados. Esta diferencia fue creando resentimiento que terminó explotando en 1994 cuando, tras el asesinato del presidente Hutu Juvénal Habyarimana, se dio inicio a un período de 100 (entre abril y julio) días donde se asesinaron a un estimado de un millón de personas (Tutsis o Hutus acusados de ayudar a Tutsis), al menos 250.000 mujeres fueron violadas, 95.000 niños fueron ejecutados y cerca de 400.000 quedaron huérfanos 1.

Finalmente, las tropas Hutu fueron derrotadas por el Frente Patriótico Ruandés, quien tomó el control del país y acabó el genocidio. Dentro de las medidas tomadas para prevenir que hechos como el genocidio pudiesen volver a cometerse, además de buscar la reconciliación entre la población, se eliminó la diferencia étnica, siendo todos ciudadanos de Ruanda sin distinción.

Por supuesto que se produjeron procesos donde los perpetradores pagaron por los crímenes cometidos, pero el trabajo de eliminar todas aquellas cosas que dividían a la población ha generado un resurgir de la convivencia. Actualmente Ruanda está considerada el Singapur de África.

Lo importante es parar y analizar si los españoles y quienes vivimos en este fantástico país, una vez aprobadas estas leyes y sus enmiendas, conviviremos mejor, podremos mirar hacia el futuro sin que el pasado continúe marcándonos los pasos y la manera en que vemos a los demás. Sería un completo fracaso darnos cuenta en el tiempo que hemos sido usados, de la manera más vil porque se ha jugado con las heridas de familias enteras, con la sola finalidad de ocupar el Palacio de La Moncloa o porque se buscaba satisfacer intereses separatistas.


[1](France 24, 2019)

France 24. (06 de 04 de 2019). Genocidio en Ruanda: ¿por qué y cómo sucedieron los hechos? Obtenido de https://www.france24.com/es/20190406-genocidio-ruanda-25-anos-africa