Simba y el socialismo

Gran revuelo ha causado la nueva versión de El Rey León, un clásico del Disney que se negaba a cumplir caprichos progresistas cuando fue estrenada en 1994. El sector conservador esperaba una apología a la izquierda, luego de las decisiones que ha tomado recientemente la empresa. Falló el pronóstico.

Los izquierdistas han advertido sobre el contenido fascista de la película. Piden al público negarse a verla. Qué distinto sería si la historia hubiera enaltecido las ideas marxistas.

Es sencillo adivinar por qué a nuestros incómodos amigos progresistas les disgustó la trama. Probablemente muchos de ellos ignoran que la historia está basada en El Rey Lear, una obra de Willliam Shakespeare.

A primera instancia, la versión de 1994 y la de 2019 tienen un mensaje claro desde el título: una apología a la Monarquía. Por supuesto habría que analizar el contexto de Shakespeare, nacido en plena era isabelina, pero la izquierda no entiende de contextos hasta que intenta justificar sus propias atrocidades.


Simba, como soberano, representa todo lo que la izquierda repudia: tradición, autoridad, jerarquía. Valores burgueses que sacan los instintos asesinos de los marxistas más recatados, como pudo constatarlo Nicolás II en 1918.

Ha de reconocerse que Disney hizo un trabajo excelente con Scar, lo muestra más sombrío que en la película de 1994, incluso diría que al principio uno puede sentir compasión por él; derrotado, lastimado, con cicatrices en todo el cuerpo, la cara enjuta y el cuerpo lánguido. Como a Simba, Scar también logra engañar al espectador.

Lleva tiempo descubrir que detrás de sus heridas se esconde la soberbia y el resentimiento más atroz. Como líder de izquierda, habla sobre aquello que le han arrebatado. Quizá fue aquí en donde los izquierdistas empezaron a proyectarse a sí mismos sobre la figura de Scar.

Scar realmente tiene semejanzas asombrosas con los izquierdistas; miente, traiciona, envidia incluso a su propio hermano, manipula a las masas y castiga a aquellos que no siguen sus lineamientos.

Toma el poder emboscando a su hermano y a su sobrino. Asesina a uno y exilia a otro. Luego silencia a la prensa representada por Zazú, tanto Scar como su ejército de hienas persiguen a la pobre ave que apenas puede balbucear unas cuentas palabras sobre todos los males que aquejan al Reino.

Esta es la razón por la que los progresistas acusan al filme de fascista, porque muestra la verdadera cara de aquellos que dicen luchar por la justicia social, y una vez en el poder los tiene sin cuidado que sus compatriotas no puedan llevarse un pan a la boca.

A Simba lo exilia y lo manipula, lo hace creer que toda la tragedia fue causada por su imprudencia y su egoísmo. Inmaduro como el cachorro que es, cree la versión de su oportunista tío.

¿Simba da un golpe de Estado?

Su ejército poderoso está conformado apenas por dos amigos simpáticos pero holgazanes que hacen el intento por ayudarlo, su madre que vive dentro de la dictadura de Scar, y una prometida que tuvo que huir del Reino para pedir ayuda en el exterior.

Scar tiene de su lado un ejército de hambrientas hienas que quieren la comida solo para ellas y que con tal de conseguirla siguen todas las órdenes de su líder. Son estos seres impertinentes y egoístas los que terminan acabando con la vida de Scar cuando lo oyen confesar que solo las utilizó y que las aniquilaría en cuanto pudiera.

Simba intenta restablecer su reinado dialogando, aunque sin bajar la guardia. Confía en Scar, pero -una vez más- éste lo ataca por la espalda. No se negocia con los marxistas. Traidores seguirán siendo hasta el último día sobre la Tierra.

A Scar lo eliminan sus propios aliados. Ni Simba ni su poderoso ejército le tocan un pelo a Scar. Así acaban los socialistas, devorados por sus propias mentiras, enredados en sus propios juegos de poder.

Es verdad. Al principio Scar nos parecía un pobre y famélico personaje digno de compasión. No así al final de la historia, en el que conmueve observar cómo su era de terror se consume.

Por eso no les gustó a los progresistas. Evidencia sus oscuras intenciones. Nos alerta sobre los peligros de creer en las palabras resentidas de alguien que nos ve como simples instrumentos para acceder al poder.

¿Por qué una adaptación de las obras de Shakespeare describe con tanta precisión a un socialista si Marx vivió dos siglos más tarde? Porque el inglés llega a lo profundo del humano, él no permanecía en la superficie de las ideologías, sino que describía las profundidades más oscuras de la humanidad.

La envidia, el desorden, la destrucción, la venganza, el resentimiento, el instinto asesino, la mentira, han estado presentes siempre en la vida del ser humano. Pero, a diferencia de los socialistas, Shakespeare no lo disfrazaba de “justicia social”.