Un aquelarre irrelevante

Venezuela asistió nuevamente a una farsa en toda regla, las elecciones del pasado 21 de noviembre fueron útiles únicamente a la tiranía para enjuagarse sus manos ensangrentadas con algo de agua “democrática”; la “victoria” de la tiranía en prácticamente todo el país contrasta con el entusiasmo que se generó en 2015 cuando los factores políticos que se hacen llamas “de oposición” obtuvieron poco más de dos tercios del parlamento, esa mayoría fue dilapidada en el estercolero de las vanidades personales, la corrupción y eso que algunos llaman “pragmatismo político”, y si a estas alturas no hemos entendido que no solo esas elecciones fueron una farsa, sino que, todos los actores políticos venezolanos bailan en ese trágico sainete, tampoco entenderá los entrecomillados de este artículo.

La Real Academia de la Lengua Española define un aquelarre como “Reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio en forma de macho cabrío, para sus prácticas mágicas o supersticiosas” y habla la vieja conseja de no creer en brujas “pero de que vuelan, vuelan” y es que un aquelarre es algo de tomarse en serio, pero el de la política venezolana es irrelevante, no importa que maleficios y conjuros hagan, todo será irrelevante mientras la tiranía continúe en ejercicio del poder; no se si llorar de tristeza o “descojonarme” de la risa viendo a mis paisanos en debates bizantinos sobre “los resultados electorales”.

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Que si “el chavismo ya no usa el rojo para hacer campaña”, que si “no fueron unidos a las elecciones” o, si “le van a quitar el control de los peajes a Rosales” ¿de verdad? ¿tiene sentido alguno debatir sobre esos o cualquier otro tema en torno a unas “elecciones” en Venezuela? Que si “Superlano apelará una decisión judicial” ¿ante el mismo tribunal que dejó sin funciones a la Asamblea Nacional en 2017? Uno quisiera mantener la compostura redactando este análisis, pero el único análisis acertado que se puede hacer es que “sois una panda de imbéciles”

La tiranía es feliz, mientras quienes dicen oponersele, giran en torno a migajas arrojadas desde las cúpulas políticas de cualquiera de los dos bloques que fingen estar en pugna, por que en efecto lo fingen, sin embargo, un considerable número de venezolanos aún albergan esperanzas en personajes del sector que finge oponerse. La tiranía es feliz porque mantienen a la población distraída en objetivos irrelevantes, en disputas fútiles muy alejadas de lo que debería ser el verdadero y único objetivo, que no es otro que el derrocamiento del tirano para así posteriormente iniciar la demolición de toda la estructura criminal que se ha desarrollado durante los últimos veintitrés años.

Pero Venezuela y los venezolanos “no están para eso” ¿Cómo? Si las dos últimas semanas se han rasgado las vestiduras por el comandante de las “operaciones burdeleras” Freddy Superlano ¿y es que acaso, irse de juerga con su primo y drogarse hasta las narices con dos transexuales, le inhabilitan políticamente? ¡no! Pero el país ha debido inhabilitarlo moralmente. Una vez inutilizado, pretende poner a su esposa como candidata, ungida por la única cualidad de ser la esposa del candidato desechado ¿de verdad? ¿tiene sentido seguir en esta vorágine? Nada, absolutamente nada tiene sentido en un país donde la clase política opositora no quiere el poder, solo aspira a sobrevivir siendo políticos chupando de las ubres del poder y donde los habitantes parecen haberse resignado.

Entretanto el gobierno interino, se aferra a una existencia inútil, existencia que únicamente a beneficiado a quienes lo componen, el otrora canciller de ese ente, el inefable Julio Borges, anuncia su renuncia al cargo (como si en algún momento hubiese hecho algo) ante ese anuncio, las redes revientan en comentarios a favor y en contra y yo pregunto de nuevo ¿eso cambial algo? Sin embargo, vivimos empeñados en tener algo en que entretenernos, y es necesario puntualizar que quienes con esto nos entretenemos somos una minoría de la población, ya que, la mayoría no tiene tiempo a entretenerse, ya que se encuentra ocupada en sobrevivir cada día, somos unos perfectos irresponsables, distraídos en elucubrar sobre el próximo paso de López, de Borges o de Guaidó, mientras el país languidece de hambre.

Venezuela es un país ocupado por al menos cuatro potencias extranjeras (China, Rusia, Irán y Turquía) que explotan a toda maquina una diversidad de materias primas que podrían ser (en las manos adecuadas) la palanca económica para superar la tragedia, el control territorial ha sido cedido por el régimen a diversos tipos de criminales que van desde bandas de crimen organizado como la del Coky o el tren de Aragua, hasta grupos como las FARC y el ELN, sin nombrar otras formas de organización criminal como “los sindicatos” en el Estado Bolívar,

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Se sospecha cada vez con más evidencia de la existencia de grupos terroristas y fundamentalistas islámicos en el territorio; al menos dos generaciones de venezolanos han crecido desnutridos y adoctrinados desde sus años más tiernos, se han destruido más de 30 mil empresas, la moneda no tiene valor y la economía funciona en torno a negocios de sospechosa aparición y remesas… en estas circunstancias ¿Qué puede resolver una elección de gobernadores y alcaldes? Y peor aún ¿esta la población venezolana capacitada para votar?

He titulado este artículo como “aquelarre” por decencia, pero en realidad el espectáculo político que presenciamos en Venezuela es “una orgía con la luz apagada” una situación nauseabunda y repugnante donde sus actores se enfrentan e intiman intercambiándose en promiscua e incestuosa complicidad, nada de lo que hacen resuelve el verdadero problema, en torno a ellos baila una comparsa de periodistas, analistas, encuestadores y opinólogos que aspiran recibir las sobras de las migajas, las que caen de la mesa, con la única aspiración de sobrevivir.

Todos son parte de la tiranía unos de forma consciente, otros sin saberlo y otros por resignación, bailan a son que le tocan consientes o no de que “el poder es legitimado por la obediencia” y mientras se desarrolles este aquelarre (u orgía, como ud prefiera) mientras no se apunte al verdadero problema y se le ataque sin distracción en otras tonterías, toda discusión será inútil y cualquier acción será IRRELEVANTE