Y la oposición acabó derrotada…

En beneficio del ejercicio incierto de la adivinación y de la elaboración de proyecciones, los estudios de opinión en México fueron bastante acertados. Se estimaba que cuatro o cinco de las seis gobernaciones en disputa se pasasen al lado oficialista, mientras que las organizaciones más tradicionales conservarían a lo sumo una o dos de ellas. De modo que sí, el presidente mexicano sumó a su causa varios ejecutivos de las entidades federales y la oposición acabó derrotada… Previsible, como decíamos antes.

A continuación, haremos un breve recorrido sobre los bochornosos resultados para los bandos políticos convencionales y el consiguiente advenimiento de las corrientes progresistas en México, esta vez en el ámbito local y regional.

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Durango y Quintana Roo, con varios cargos a elegir

Ocasionalmente se torna necesario abordar aquellas elecciones que no corresponden al poder ejecutivo y legislativo nacionales sino a quienes gobiernan divisiones territoriales constituidas dentro del Estado, como las provincias y los municipios. Ese fue el caso de México el 5 de junio pasado, día en el cual seis de las treinta y dos entidades federales renovaron sus autoridades. Comencemos hablando de Durango y Quintana Roo, con varios cargos a elegir.

El primero de ambos territorios designó un gobernador y treinta y nueve ayuntamientos locales. Como habíamos mencionado, era probable que la oposición continuase al frente del ejecutivo estadal, pues las encuestas le otorgaban una leve ventaja frente a la coalición liderada por Morena. El PRI, con una larguísima trayectoria política en el país y apoyado por el PAN y el PRD, obtuvo el primer puesto con Esteban Villegas Villarreal, derrotando a la oficialista Marina Vitela Rodríguez y a Patricia Flores Elizondo, del Movimiento Ciudadano.

No obstante, esta tendencia no se replica de igual manera en los ayuntamientos. Morena quedó de segunda en cuanto al número total de votos y al mismo tiempo obtuvo la mayoría de las cámaras municipales. La razón fáctica de esto radica en la distribución de esos sufragios: el partido de López Obrador podrá no tener más votantes que el PRI en Durango, pero sí los tiene mejor distribuidos, posicionándose de primeros en muchas localidades de pocos habitantes.O dicho en otros términos, hay muchos opositores en las grandes aglomeraciones urbanas y muchos oficialistas en las más rurales. Por lo tanto, fue un triunfo a medias para los detractores del ejecutivo federal.

Respecto a Quintana Roo, los números le daban al partido de gobierno suficientes posibilidades para quedarse con la gobernación y la legislatura, por lo tanto, no hubo sorpresas. Mara Lezama Espinosa, apoyada por Morena y un grupo de organizaciones de izquierda, arrasó con casi el 57% de los sufragios. Para darnos una idea, la brecha entre las dos primeras posiciones superó los cuarenta puntos porcentuales, pues Laura Fernández Piña, del PRD y apoyada por el PRI y el PAN, a duras penas alcanzó el 16% de los votos. Sobre el Congreso, la coalición oficialista ganó veinte de los veinticinco curules, aunque Morena haya conservado el mismo número de la legislatura anterior —nueve diputados—. En definitiva, los grandes perdedores de la contienda en Cancún y sus alrededores fueron los partidos tradicionales.

Los que solo escogieron gobernadores

Ese fue el panorama por aquellos dos lados. Nos vienen quedando por comentar los que solo escogieron gobernadores, es decir, Aguascalientes, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas. Nuevamente, los sondeos de opinión dieron en el clavo, pues de ellas, solo una continúa en manos del PAN. En los demás, sucedió el vaticinado giro a favor del progresismo.

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En Aguascalientes, la centro derechista María Teresa Jiménez venció a Nora Ruvalcaba, a Anayeli Muñoz Moreno, a Martha Márquez Alvarado y a Natzielly Rodríguez Calzada, todas asociadas a diferentes corrientes izquierdosas y si nos fijamos bien, todas las candidaturas fueron femeninas. Por otro lado, Hidalgo le alzó el brazo al oficialista Julio Menchaca Salazar, casi duplicando la votación de su principal adversaria, Carolina Viggiano Austria.

Oaxaca, en cambio, le otorgó la gubernatura a Salomón Jara Cruz, militante de Morena, con más del 60% de aprobación y dejando al «triple A», Alejandro Avilés Álvarez, con el 25% de los votos. Finalmente, en Tamaulipas fue más cerrado el resultado: 49,99% contra 44,20% a favor del Américo Villarreal, el candidato pro-gobierno. ¡Vaya que hubo motivos para celebrar ese día en el Palacio Nacional!

Breve paso por los numeritos

Para no dejar en el vacío algunos datos, vamos a dar un breve paso por los numeritos. Hasta ahora, hemos hablado de los cargos y de los ganadores en cada caso. Sin embargo, eso podría no ser suficiente y haríamos bien en presentar las cifras de los votantes para conocer la tendencia electoral general de los partidos. Para ello, vamos a descartar los ayuntamientos duranguenses y la cámara quintanarroense para dedicarnos estrictamente a los ejecutivos regionales.

La coalición Va por México —conformada por las tres principales toldas opositoras— obtuvo un total de 1.905.488 sufragios, mientras que Juntos Hacemos Historia —seguidores del presidente López Obrador— sumó 2.721.028 votos. Todos los demás —independientes, organizaciones regionales o con pocos simpatizantes— acumularonlas 416.063 preferencias restantes.La suma de los primeros y de los terceros no supera a los segundos.

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Nuevamente, los resultados demuestran el respaldo popular del cual goza el gobierno central por los momentos.Estos párrafos delatan esa realidad. O al menos, en las señaladas entidades. Veremos si se mantiene ese favoritismo para el 2023 con las elecciones en Coahuila y el Estado de México, y sobre todo para el 2024, cuando corresponda cambiar al presidente de la República y al Congreso de la Unión.