Sofistas, falacias y fetiches

Los sofistas fueron asociados a una corriente filosófica que aparentaba sabiduría; con el tiempo terminaron siendo CHARLATANES. Sócrates los criticó por sus trampas dialécticas al explicar algo. Las falacias son argumentos que parecen válidos, pero no lo son; y los fetiches son una forma de creencia en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes sobrenaturales; en este caso no atribuiré el fetiche a un objeto sino a una idea o hecho histórico. Tal vez peque de “sofista” al alterar el objeto del fetichismo; por lo cual hago la aclaratoria.

 Venezuela hoy está repleta de estos fenómenos, uno generar al otro y así sucesivamente. Nuestros sofistas viven pregonando falacias para finalmente convertir en fetiches para muchos ciudadanos lo que ellos desean, esos fetiches han deformado la opinión pública. Son por lo general “intelectuales” título que han recibido de algún otro sofista a quien le conviene identificar a un sin vergüenza como intelectual. Por lo tanto, ese título se convierte en una falacia y esa falacia crea el fetiche en los ciudadanos de que el personaje en cuestión (un charlatán) es en realidad un intelectual. Partimos de una mentira y también de un mentiroso que es deliberadamente utilizado para generar una opinión errada. Se hacen diagnósticos falsos de la realidad y, por tanto, soluciones equivocadas, los problemas que no son los que son sino los que los sofistas pretenden que se convierta en el fetiche de adoración; por lo tanto, nuestra opinión pública resulta equivocada. Esto nos mantiene sin rumbo y confundidos.

 De los fetiches más adorados por la opinión pública venezolana es “El plebiscito chileno” del 5 de octubre de 1988, en el cual se decidió la continuidad o no a Augusto Pinochet en la presidencia de Chile. Este fetiche nos ha llevado a pensar que Chávez y Pinochet son lo mismo porque ambos eran militares, nos ha llevado a pensar que el gobierno de Pinochet era tan tramposo como el gobierno de Chávez y (entre otras cosas) que un día no muy lejano (y ya han pasado 15 años) el chavismo saldrá del poder por elecciones. Estas creencias son también las falacias que se han predicado para hacerle culto al fetiche y los sofistas que pregonan estas falacias son tan variados como parecidos, son funcionarios del gobierno, intelectuales de izquierda, periodistas del canal oficial y políticos de oposición también acompañados de sus intelectualoides (también de izquierda pero “moderados”) y sus respectivos periodistas. Todos absolutamente convencidos de que quienes los escuchamos somos lerdos o estúpidos y que nos comemos sus falacias como un niño caramelos. Claro que no todos nos dejamos llenar la cara de desechos humanos; pero son muchos quienes en su afán bien intencionado de creer en algo, simplemente creen en lo que la parrilla informativa les ofrece.

 Ante la precaria situación que vivimos que además aceleradamente se deteriora más y nuestra incapacidad para salir de esa situación, solo me queda pensar que “nos están engañando deliberada y sistemáticamente” el engaño es sofisticado, tan sofisticado que no es improvisado, está perfectamente dirigido por algún burócrata o un “outsourcing” que al igual que los sofistas disfrutan de la inmensa ubre de la cual emanan petro – dólares. Todos aspiran que Venezuela permanezca postrada ante un modelo político y económico que solo permite a ellos disfrutar de las riquezas que privilegian al país, privando a los ciudadanos del efectivo uso de su libertad y su capacidad para generar riquezas. Nuestros sofistas son los cómplices de nuestros políticos para perpetuar el modelo de esclavismo estatal, sus falacias alienan la mente de los ciudadanos y generan esos fetiches que nos impiden ver la realidad con claridad y a través de la verdad poder construir la transformación política, económica y social que nos permita ser prósperos y felices.

 Es inmoral la situación a la cual nos someten. Poco importa si son veinticinco o treinta mil los venezolanos que fallecen anualmente a manos de la delincuencia, eso poco importa, ellos (quienes nos engañan) poco se exponen a la delincuencia, sus escoltas los protegen de ella. Poco importa si son diez, quince o veinte los que fallecen en las protestas, ellos seguirán “dialogando” acordando la fórmula para que todos puedan escupirse en la cara públicamente y en privado comer en el mismo plato.

 Necesitamos URGENTEMENTE cambiar las ideas, la forma de evaluar los problemas, entender que el gobierno no es solución sino problema. Una vez determinada la solución para el problema veremos cómo poco a poco desaparecen de la escena pública esos sofistas. Al principio serán muy virulentos en su búsqueda por aferrarse a los privilegios que la verdad arrebatará de sus manos… Pero desaparecerán.

Para quienes aún no creen, en Venezuela no hay fraude, hay ventajismo, los tupamaros promueven la paz, Leopoldo es terrorista y Bandera Roja es un partido de “derecha”. Aquí en Venezuela, las prostitutas son vírgenes y las monjas promiscuas.