El fracaso de la DEMOCRACIA Parte I
El título es odioso, y por odioso debes seguir leyendo. La democracia ha fracasado no importa por donde lo mires, salvo que usted entienda por democracia únicamente el ejercicio del sufragio, todo lo demás ha fracasado; y precisamente la característica de la democracia de requerir del sufragio como condición imprescindible es la causa de su estrepitoso fracaso. No importa hacia qué país de eso que aún llamamos “mundo libre” voltees a ver, todos, absolutamente todos se encuentran sumidos en una profunda crisis, las instituciones lejos de resolver problemas, lo que hacen es agravarlos, cada vez más, la justicia no suele ser justa y menos oportuna, los parlamentos (sobre todo en Europa) no controlan al ejecutivo, principalmente porque este surge de una coalición parlamentaria y los ejecutivos están enfocados en implementar agendas foráneas que poco o nada tienen que ver con el interés nacional.
Los gobiernos electos quebrantan el sacro santo principio de “separación de poderes” no importa si se trata de España, Israel, Chile o Venezuela; unos más y otros menos colocan a sus acólitos en las instituciones que deberían servir de contrapeso al poder ejecutivo; tal vez el mejor ejemplo en la actualidad sea el del tribunal de justicia del Brasil, cuyos miembros acomodados durante ocho años de gobierno de Lula Da Silva y otros cuatro de su sucesora Dilma Rousseff, terminaron no solo sacando a Lula de la cárcel pese a haberse demostrado su participación en la trama de corrupción más escandalosa de la historia del Brasil “el caso lava jato” además este pudo presentarse por tercera vez a unas elecciones, los resultados los discutimos en otro artículo.
Los parlamentos tampoco lo hacen mejor, las agendas parlamentarias están impregnadas de ideologías disolventes que nada tienen que ver con la solución de problemas reales como la inseguridad, la pobreza, el acceso a la vivienda y otros asuntos por el estilo. La violencia de genero (por ejemplo) abordada desde la perspectiva del feminismo posmoderno lo único que ha hecho es incrementar violaciones y eventos de agresiones o asesinatos de mujeres, en lugar de abordar un problema multifactorial que involucra drogas, alcoholismo o enfermedades psicológicas (entre muchos otros factores) el abordaje desde los parlamentos se ha reducido a la presunta existencia de un sistema “patriarcal” donde las mujeres son buenas y oprimidas y los hombres son malos y opresores.
La democracia ha fracasado, porque si te paras a pensar, la libertad lleva impresa en su ADN el gen de la autodestrucción, si bien durante la época de las dictaduras de mediados del siglo pasado, sea Franco, Pinochet o Pérez Jiménez, todos implementaron mecanismos de censura para controlar la información, pero hoy la información tampoco es libre, los medios de comunicación masivos que acaparan la mayor cuota de audiencia, obedecen a una línea editorial que ni siquiera es impuesta por los gobiernos. Grandes grupos de inversiones transnacionales controlan las principales empresas creadoras de contenido y estás a su vez medios de comunicación más pequeña, así la información que se divulga si bien tiene matices es absolutamente uniforme. Dos claros ejemplos de esta realidad (insisto REALIDAD) es que hay unanimidad mediática en que Trump fue malo y Biden bueno, pese a que hay toneladas de evidencia empírica que se sufre en las carnes de norteamericanos y ucranianos (principalmente) los medios se la han ingeniado para mantener oculta la mugre de uno y ensuciar la cara del otro. Otro ejemplo fue la uniformidad informativa en torno al COVID, conductores de programas de televisión en todo el mundo sacaban de antena o mandaban a callar a cualquier enviado experto que se les colara con algún mensaje que tan solo objetase o pusiera en duda el relato oficial sobre la crisis sanitaria.
Hoy pese a la aparición notoria de evidencia que apunta hacia los graves efectos de la vacuna, pese a la evidencia de complicidad entre la Señora Úrsula von der Leyen y el CEO de Pfizer en la elaboración de los contratos de ventas de vacunas a la Unión Europea, pese a que la representante de esta empresa confesó (con poca ingenuidad) ante el Parlamento Europeo que las vacunas salieron a la venta sin haber sido probadas, pese a que un alto directivo de esta farmacéutica fue grabado afirmando que realizan experimentos de ganancia de función con el virus, pese a los extraños incrementos en los índices de mortalidad pospandemia, los medios siguen haciendo silencio cómplice y manteniendo el relato oficial, impuesto en su oportunidad por la Organización Mundial de la Salud, organismo que no podemos olvidar es financiado por los aportes de las grandes farmacéuticas.
He hecho énfasis en el tema de los medios de comunicación con este par de ejemplos, ya que es ese en buena medida el germen del fracaso de la democracia, si la democracia es intrínseca al sufragio y los votantes son consumidores de información en medios masivos ¿Qué ocurre cuando esos medios apuntan su línea en un solo sentido? ¿Qué espacio hay al debate crítico cuando el disenso es objeto de sanciones punitivas? Es por eso que la democracia como sistema de gobierno que se atribuye ofrecer el mayor número de libertades, lleva intrínseca su autodestrucción, ya que en aras de la “libertad de expresión” se ha permitido la divulgación de cualquier tipo de atrocidades, estas no solo se han normalizado, sino que han pasado a ser el relato oficial, quien opine en contra del relato oficial es víctima de fusilamiento civil (censura, anulación y desaparición de los medios)
Este fenómeno comunicacional, aunado al fenómeno de los intereses transnacionales que he señalado, son un cepo pesadísimo sobre los partidos políticos, los partidos y sus representantes ya no quieren gobernar, solo quieren ganar elecciones; dirá usted “quieren ganar elecciones para poder gobernar”, pero no, simplemente quieren ganar elecciones para sobrevivir en la política y si les toca hacer oposición su supervivencia depende de su adhesión a la agenda impuesta desde los medios. En caso de ganar y alcanzar el poder político, el presidente y sus ministros no son más que gatitos domésticos, dóciles y redomados, incapaces de implementar políticas públicas útiles y sobre todo necesarias. Sea la agenda de los medios o los intereses de carácter transnacional que operan sobre gobiernos y partidos políticos, estos no pueden gobernar para sus nacionales y terminan imponiendo políticas que en mejor de los casos son inaplicables o inútiles.
La democracia ha fracasado porque los actores políticos están supeditados a lo electoral, por tanto, la consecución del interés nacional queda relegado a un tercer o cuarto nivel de prioridad, ya no se gobierna para “el pueblo” o si prefiere “los ciudadanos” simplemente los gobiernos cumplen órdenes de las élites y es para ellos para quienes gobiernan.
Si es usted un fundamentalista democrático, uno de ese incapaz de mirar hacia los lados y procurar un gobierno que en lugar de crear problemas los resuelva, está en libertad de condenar todo lo que ha leído, sí, por el contrario, al igual que yo cree que esta forma de gobierno ha colapsado y que debe reinventarse para mejorar y sobrevivir, pues basta con revisar evidencia histórica. Hace apenas 40 años, en Venezuela o España una familia de clase media era capaz de tener dos o tres hijos, escolarizarlos, salir de vacaciones, comprar un coche, enviar a los hijos a la universidad y estos a su vez podían pensar en emanciparse; hoy con suerte un chico de 25 años pensará en cómo financiarse su próximo MacBook, desde donde aspirar a un trabajo que aún no encuentra, y es probable que aún le pida algo de dinero a su padre para salir a tomar un par de cervezas ¿es esto lo que usted entiende por libertad?
La democracia fracasó, porque además de las causas anteriormente expuestas, quienes la construyeron permitieron la entrada al juego de quienes con las armas quisieron destruirla, estos llegaron a las instituciones y una vez que llegan no tienen intención de abandonarlas, de igual forma llegan para redactar las leyes que les garanticen perpetuarse, es lógico que si un tirano llega al poder, convierta la tiranía en ley.
Si aún no “la pillas” si aun lo que has leído te causa enfado, no serás más que la prueba empírica de que en efecto LA DEMOCRACIA HA FRACASADO.