¿Hay “esperanzas” para España?
Soy Fan de “Star Wars”, después de que Lucas rodase seis películas los derechos de la franquicia fueron vendidos a Disney, y se empezaron a incluir elementos propios de la postmodernidad. Pero no es de eso de lo que os voy a comentar, Lucas Film creó un “Spin off” titulado “Rouge One” sin entrar en consideraciones sobre la calidad o idoneidad del filme, este sirve de conexión entre los episodios III y IV. En la última escena un soldado rebelde pregunta a Leia (el icónico personaje de la resistencia rebelde) cito – “Su alteza, en la transmisión que recibimos ¿qué enviaron?, y ella responde “ESPERANZA”” -.
Es un momento épico, pareciese que cuando hay esperanzas todo cobra sentido, pero en este caso el sentido viene de la certeza que tenemos de todo lo que ocurrirá después, ya que el desarrollo de los acontecimientos a partir de esa “esperanza” ya era conocido por quienes desde hace 45 años seguimos el desarrollo de esta serie de películas. Y es que para que las esperanzas sean válidas deben estar acompañadas de certezas. En lo particular he visto cómo durante más de veinte años en Venezuela se han alimentado las esperanzas del fin de la tiranía que gobierna y esa acción lejos de lograr algo positivo, lo único que ha logrado es agravar la situación, así que esas esperanzas lo único que han alimentado es a la tiranía y a una sociedad que no exige certezas y que solamente vive de esperanzas.
Decir que “hay esperanzas” no deja de ser un “desiderátum” las esperanzas son deseables, pero lo verdaderamente deseable es el resultado de mantener esas esperanzas, para lograr esos resultados se necesitan “certezas”. Entonces nos enfrentamos al título de este artículo: ¿hay esperanzas para España? ¡Si! Solamente si tenemos las certezas de “que hay que cambiar” y “quien lo puede cambiar”, en resumen, no hay esperanza útil si no hay “voluntad y capacidad”.
España entró en una situación de franco deterioro con la llegada del socialista José Luis Rodríguez Zapatero al Palacio de la Moncloa en abril de 2004, permaneció poco más de siete años en el poder y durante su mandato incrementó como nunca uno de los indicadores de deterioro más importante de España “el paro”, pero eso no fue lo peor de su “legado”, Zapatero introdujo a España en la postmodernidad incorporando a la agenda política todos los elementos contraculturales, pero peor aún, abrió heridas cerradas entre los españoles generando un clima de hostilidad política perpetua. Su sucesor, Mariano Rajoy, abanderado del “conservador” (comillas adrede) Partido Popular, logró como lo había hecho otro miembro del Partido Popular (José María Aznar) estabilizar el país en lo económico, pero hizo muy poco o nada por revertir los efectos sociales de las políticas de ZP (así llaman a Zapatero), de hecho, Rajoy favoreció y amamantó la maquinaría mediática progresista, y hasta un partido político de extrema izquierda como Podemos, tal vez pensó que fomentar el temor a este partido era la garantía para permanecer en el poder “terrible error”.
Rajoy fue desplazado del poder por Pedro Sánchez, un discípulo aventajado de Zapatero, este no dudó en formar gobierno con quienes representan todos los vicios que España había superado hasta la llegada de Zapatero. A esta circunstancia ya bastante penosa se suma la aparición de una “pandemia” que dio la oportunidad al gobierno de Sánchez y sus socios a avanzar en su agenda ideológica contracultural, mientras en paralelo el país se hunde en una crisis económica; si Zapatero fue un campeón destruyendo empleo, Sánchez ha roto ese penoso récord.
Entonces ¿hay esperanzas para España? ¡Sí! ¡siempre hay esperanzas! Pero la pregunta correcta sería ¿Quién ofrece certezas? Las situaciones económicas graves son mayoritariamente generadas por gobiernos de izquierda que incrementan el gasto público, incrementan impuestos, ahuyentan la inversión privada, aumentan la dependencia estatal y pudiéramos seguir enumerando características de estos gobiernos. El Partido Popular fundamenta su propaganda en los logros económicos de sus dos gobiernos (el de Aznar y el de Rajoy) el actual jefe del PP, el Sr. Pablo Casado, insiste en que “sabéis que sabemos hacerlo” haciendo alusión a los gobiernos de sus predecesores; pero el problema de España es mucho más grave que el problema económico, y en otros aspectos ni Casado ni el PP parecen ofrecer certezas, de hecho, ofrecen muchas dudas en realidad.
La propaganda de la izquierda española ha colocado sobre el PP la etiqueta de “fachas” (apócope de Fascistas) si bien el Partido Popular deriva de Alianza Popular y otros partidos cuyos integrantes fueron próximos al régimen franquista, para cuando el PP se fundó poco o nada quedaba del franquismo y el franquismo tampoco fue un régimen fascista, sin embargo, la izquierda es muy exitosa haciendo propaganda y el PP siempre reaccionó mostrando sus complejos (desde Aznar hasta Casado) fue Aznar el primero en reivindicar a Manuel Azaña y es Casado quien insiste en que el PP es un Partido de Centro; eso por hablar de “identidad partidaria”. Pero en otro cáncer que afecta a España como lo son los movimientos separatistas sediciosos, el PP no mejora la calificación. Aznar convalidó al separatista Yordy Pujol con “El pacto del Majestic” y Rajoy fue blando en la aplicación de una norma constitucional (el artículo 155) contra un grupo de sediciosos que declaró la independencia de Cataluña en 2017.
El PP tampoco ha plantado cara al avance de la agenda contracultural progresista, las leyes “feministas” (lo que la izquierda entiende por feminismo) como la “ley de violencia de género” que supone que el hombre es violento por ser hombre y privilegia a la mujer por ser mujer; fue votada por el PP, y más recientemente han votado una “ley de protección de la infancia” que mezcla reivindicaciones y protección para menores abusados, con muchos insertos que ponen en peligro la patria potestad de los padres mezclados con ideología de género aplicada a menores. Finalmente siendo el PSOE el partido más corrupto de la historia de España, habiendo estafado durante cuarenta años casi 700 millones de euros solo en la Comunidad autónoma de Andalucía; el PP se ha dejado montar el “San Benito” de “partido corrupto” por casos que, si bien implican corrupción, deja la corrupción del PP como un “carterista” al lado de la estructura delincuencial del PSOE, no ha sabido (o no han querido) ni atacar ni defenderse.
Entonces ¿Quién ofrece certezas para materializar las esperanzas? Pues el partido Ciudadanos definitivamente NO, así que solo queda voltear a ver a VOX, la formación política más joven de España que en muy poco tiempo se ha convertido en la tercera fuerza política del país. Han arrebatado sin esfuerzo el remoquete de “fachas” al PP, partido que buscaba desesperadamente “sacudirse” ese mote, insisto, ni el régimen franquista fue fascista, ni nadie en VOX (como en el PP) es “facha”, sin embargo, estas etiquetas forman parte del “folklore político español”. Esta “etiqueta” es producto precisamente de haber plantado cara en la batalla cultural, prácticamente todos los medios de comunicación españoles pretenden endilgarle a VOX la intención de instaurar un “estado confesional” de naturaleza católica, nada más alejado de la verdad, pero, este tipo de “bulos” son divulgado impunemente; VOX se vale de otros medios y de las oportunidades que tiene para tratar de explicar sus posturas.
Las propuestas de VOX son las más liberales en cuanto al ámbito económico se refiere sin objetar la salud y la educación pública, pero un país como España lleva inyectado en su ADN el mantra de “El Estado de Bienestar” (el cual, por cierto, fue implementado por Franco) es muy difícil hacerle entender a buena parte de la población que reducir impuestos les favorece, que reducir el tamaño de el Estado es necesario y que el único bienestar que se vería afectado con este tipo de medidas es el de los políticos. La voracidad fiscal del Estado español es descomunal, los dos partidos tradicionales de la democracia española (PSOE y PP) se han amamantado de esa voracidad; es un sistema de mantenimiento de la casta política similar al venezolano, pero mucho más aberrante; la casta política venezolana se ha mantenido en torno a la renta petrolera, la española en torno a meter la mano en el bolsillo del contribuyente vía impuestos. En España si trabajas toda tu vida y logras comprar un apartamento, pagarás impuestos por poseer el apartamento (impuesto al patrimonio) y cuando mueras si tu voluntad fue heredarles el apartamento a tus hijos, ellos tendrán que pagar casi un 40% del valor del inmueble para poder heredarlo (impuesto de sucesiones).
En cuanto al problema secesionista VOX es el único partido que propone aplicar el artículo 155 de la Constitución Española y aún más ilegalizar todos los partidos secesionistas, cabe destacar que es una absoluta aberración la existencia de partidos políticos que procuran la destrucción de la Nación española, un vicio de lo que el filosofo Gustavo Bueno llama “Fundamentalismo democrático”. Así mismo son los únicos que señalan abiertamente que deportaran a los inmigrantes ilegales, esto les vale ser señalados como “xenófobos” (otro mote del cual el PP huye despavorido). En realidad las propuestas de VOX no son nada complejas y simplemente apuntan a señalar lo evidente, pero lo evidente en los tiempos que corren es satanizado y señalado por la postmodernidad instaurada en unos medios de comunicación constructores de una postverdad que condiciona al individuo a pensar de una sola forma, quien se sale de esa forma de pensar estará condenado a burla y el escarnio público.
El corolario de este panorama es que, en el estado actual de las cosas, ni VOX podrá gobernar sin el PP ni viceversa. Es en este punto donde las certezas se convierten en dudas y las dudas disipan las esperanzas, uno quisiera ver a un Partido Popular capaz de recobrar su identidad y sobre todo de identificar correctamente a los enemigos de España, ya que los planes de cualquiera de estas formaciones para imponerse como partido estarán impregnadas de mezquindad en cuanto no entiendan que la agenda de los enemigos de España avanza mientras el país pierde las esperanzas.