“Ese no era verdadero socialismo”

Quienes hemos tenido conversaciones virtuales o presenciales con marxistas sabemos la recurrencia con la cual los justicieros sociales utilizan el argumento que intitula este escrito. Cuando uno les muestra las atrocidades cometidas en la URSS, en China, en Corea del Norte o en Cuba, responden con un cinismo aterrador: “Ese no era verdadero socialismo”.

Los teóricos del marxismo también participan de la farsa. Los marxistas de la Escuela de Frankfurt tuvieron la osadía de diferenciar entre “Socialismo Real” y “socialismo utópico”. Adorno, Horkheimmer y Marcuse vivieron en la época posterior a la Revolución Rusa, ya habían presenciado los crímenes que se cometían contra el pueblo ruso y contra los demás ciudadanos que se veían obligados a vivir en regímenes totalitarios.

La respuesta de esos teóricos fue simple; los crímenes, los gulags, la hambruna, la represión, el culto a la personalidad, la propaganda, todo ello es “socialismo real”. Es decir, fue un socialismo disímil al que planteaban Marx y Engels. Esa respuesta no dista mucho de la respuesta que los marxistas de Facebook responden hoy en día.

Según su reducido criterio, Cuba no es socialista, a pesar de que se usan cartillas de racionamiento porque la venta y distribución de alimentos es labor exclusiva del Estado. También alardean que Venezuela no es verdadero socialismo, a pesar de las múltiples expropiaciones que realizó Chávez.

¿Y China? Bueno, deberíamos llamarla “La China de Schrödinger”, a veces es socialista, a veces no. Depende del tópico de la discusión. Cuando se habla de bonanza económica, muestran a China como un modelo exitoso del socialismo. Pero en cuanto se habla de represión, control estatal y militarización, por arte de magia China deja de ser socialista.

Socialismo en México

En México, López Obrador lleva apenas once meses en el gobierno de la República. Durante sus dieciocho años de campaña presidencial se mostró orgulloso de enarbolar la bandera de la justicia social, el reparto de las riquezas, y el culpabilizar a los empresarios de los problemas del país.

También se mostró empático con el movimiento zapatista del que surgen guerrilleros marxistas, como en Colombia. Se unió a los maestros de las Escuelas Normales, cuyas enseñanzas encumbran las teorías marxistas y adoctrinan a miles de incautos alumnos.

Su gabinete está conformado por personajes de extrema izquierda como Paco Ignacio Taibo II, quien ha propuesto fusilar a los traidores de la patria, o como John Ackerman que ha reconocido abiertamente que los enemigos a vencer son el Ejército Mexicano y la Iglesia Católica.

Todos los días en sus conferencias de prensa en las que sólo balbucea argumentos, repite incesantemente que la culpa de todo la tiene el neoliberalismo; no hay medicamentos en los hospitales…culpa del neoliberalismo, el crimen organizado embosca militares…culpa del neoliberalismo, incendios forestales…culpa del neoliberalismo.

Y no olvidemos mencionar el apoyo que ha dado siempre ha regímenes como el de Castro y el de Chávez. Cuando el mundo apoyó a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, López Obrador decidió seguir reconociendo a Maduro como presidente. Incluso, hace unas semanas, nuestro flamante presidente de “ultraderecha” decidió darle asilo al tirano marxista Evo Morales.

A casi un año de su gobierno, ya hay obtusos que se arrepienten de haber votado por él y la excusa perfecta es decir que López Obrador no es de izquierda. Nuestros lerdos adoctrinados marxistas dicen que AMLO es un ultraconservador, incluso lo han llegado a comparar con Santiago Abascal, como si Abascal pactara con etarras lo que AMLO ha pactado con los cárteles de droga.

La mezquindad de los izquierdistas no conoce de límites. Una y otra vez culpan a otros de sus malas decisiones y de su credulidad al confiar en un sistema que cada vez que se prueba da los mismos resultados: miseria, caos, pobreza, hambruna, autoritarismo. Pero los marxistas siguen pensando que si siguen intentándolo, tal vez algún día 2+2 sume 20.